(Autora: ©Cora)
Lovely Bloggers
Participantes y textos de la propuesta
de junio: "Surrealismo"
Participantes
y textos de la convocatoria de verano,
julio y agosto: “Un verano de fotografía”.
RodrigoFúster/ Gustab/ Campirela/
Nuria de Espinosa/ Cecy/ Auroratris/
María/ Lunaroja/ Cora/ Ginebra Blonde.
lunes, 22 de julio de 2024
Salvaje
sábado, 20 de julio de 2024
Ondina
domingo, 14 de julio de 2024
Un verano de fotografía
(Autora:
©Cecy)
Es una tarde de julio, son esas tardes cortas, que al invierno en medio de tanto frío polar se le presenta la noche de manera inesperada, temprana, y yo, tan friolenta me arropo como muchas veces en esta época, y en mi sillón me dejo acariciar por una manta, mientras miro una película de amor.
Al llegar a su fin, mis ojos húmedos, empañados, que, al querer ver más allá, las luces se me presentan más brillantes. Estoy saboreando la historia. Y me pregunto ¿Cómo lo hace? Crear tanta belleza de lo simple.
Y, de manera simple, mis pensamientos, recordaron:
Me vi sentada en ese tapial, con infinitos escalones en una noche abierta, en una plaza perdida entre tantos edificios de una ciudad que de día aparece furiosa, y sin embargo la noche con su luna redonda, te transporta al paraíso.
Al voltear estaban nuestros pies colgados, que se balanceaban al compás de una charla, y seguramente de muchas más, en noches eternas, donde la libertad era respirar profundo y sentir.
¡Sentir la brisa de juventud y sueños!
Así pasé el rato, de fotografías guardadas, que fueron apareciendo como si estuviera ojeando un álbum, y se presentó el mar y su eterna música, que solo él puede emitir. La cálida presencia del sol reflejado en la espuma y; nuevamente nuestros pies dejando huella en la arena tibia. Un atardecer leyendo novelas con el ulular de las hojas del limonero de cuatro estaciones que aroman los postres después de la tertulia en familia.
¡Me quedé dormida!
Y tu beso cálido me despertó para darme una taza de café que aromatizó el momento, mientras tu sonrisa me iluminó mientras te acurrucabas a mi lado.
¡Entendí, la belleza de lo simple!
Entonces, el verano en fotografía me entibió el frio polar.
(Relato perteneciente
a la propuesta de Variétés: “Un verano de fotografía”)
Ostentación
(Autora: ©Auroratris)
Fue una locura, todavía sonrío al recordarla y no me importaría repetirla. Dicen que dos son compañía y tres es una multitud. Ahora, discrepo desde que el tercer elemento fue tu moto; el cuarto, la velocidad; el quinto, el viento pegado a mi cara y mi cuerpo desnudo; el sexto, la aventura del paisaje; el séptimo, lo desconocido…
Está bien, dejaré de enumerar el equipaje de aquel verano rumbo a ninguna parte y me centraré solo en ti. Ya vuelves a prestarme atención, Señor Narcisista. No solo llevo clavado el rugido de aquel motor, también fueron clave o clavo para mi mente tus palabras. Las promesas de tu fisionomía en cada curva pegándose a mi desnudez. Aquellas vacaciones fueron toda una provocación a la indecencia. Gané la apuesta, ya sabes de lo que soy capaz cuando se me reta.
Conozco bien esa sonrisa entre pícara y traviesa mientras planeas alguna ocurrencia de las tuyas. De las que no defraudan y siempre suman. Sé que no me preguntarás, das por hecho que estoy de acuerdo. Y a mí me vuelve loca cuando solo me pides que te acompañe rompiendo mapas y perdiendo brújulas.
No tardes, ya conoces mi respuesta.
*
MiLU
El mismo nombre habitando en distintos pajaritos. Cada verano se repite la historia: el calor saca de sus nidos a estos pequeños seres que todavía no han terminado de formar su experiencia en la vida. MiLu, es diminutivo de mi Lucero, caen del cielo, por ese motivo les llamo así a cada uno de ellos.
Les encuentro en la calle acurrucados en un rincón. Sé que algunos no llegarán a sobrevivir más que unos días bajo mi cuidado. Otros, han corrido mejor suerte y los he visto partir, perderse en el cielo junto a sus congéneres. Pienso que, mejor eso que ser devorados por algún gatito o, aplastado por la rueda de un vehículo, y lo que es peor, algún zapato mal intencionado.
MiLu viene a casa conmigo, es el centro de atención de mis gatos. Ellos, cautelosos, olisquean sin otra intención. Es como tener a un bebé al que hay que alimentar cada cierta hora. Su indefensión me provoca tanta ternura que me consagro para la misión de ser su protectora.
Pongo todo el mimo y el cuidado en alimentar a MiLu, hablándole, sujetando su frágil estructura siento el latido de su minúsculo corazón, el peso casi etéreo y su mirada confiada. Su boca es más grande que su cuerpo, es curiosa esta contrariedad anatómica.
Me armo de paciencia recolectando insectos, darle agua es toda una operación. A veces, le doy migas de pan impregnadas en leche. Una vez, descubrí que la tortilla francesa también es de su agrado, trocitos minúsculos de jamón de york.
Y así, poco a poco, aprecio en MiLu otra mirada, otra energía. Sus movimientos son más rápidos, a su manera pide salir de la caja donde ha estado resguardado todo el tiempo. Contemplo con admiración su evolución y me siento orgullosa de su supervivencia.
Ha llegado el momento de la despedida. Salgo al monte, le llevo conmigo, sé que será la última vez que lo pose sobre mis manos y vea su inocente mirada. Admito que su confianza me desarma y rechazo deshacerme de él. No me pertenece, me digo, en un solo gesto con la mano impulso su vuelo, veo como desaparece perdiéndose ante mi vista. Convirtiéndose en un punto lejano y un recuerdo estival que ya no podré olvidar.
Regreso sin dejar de
mirar al cielo. Cientos de MiLu me acompañan con su alegre algarabía. Me sonrío
porque estoy convencida de que el año próximo volveré a cuidar de otro. Al
llegar a casa me reciben unos ojos que destellan interrogación ante una caja
vacía con una pluma huérfana en su interior. Pronto olvidarán esta aventura y a
MiLu.
(Relatos pertenecientes a la propuesta de Variétés: “Un verano de fotografía”)
Mi verano de Julio
(Autora: ©María)
Faltaban unas semanas para irme de vacaciones, se me estaban haciendo muy largas, tenía unas ganas locas de reencontrarme con el mar. Un año se hacía eterno sin poder tocarlo, era mi droga, auténtica necesidad...
¿Qué hacía para saciar mi necesidad? Me subía a lo más alto
de mis sueños y de este modo podía contemplar su inmenso esplendor. Ya ves, con
qué poco me conformaba... visualizándolo... sintiéndolo desde mis sueños...
Me llenaba de energía, tumbarme bajo el manto de la playa,
empapándome de sueños, mientras las olas danzaban entre mi cuerpo, el roce me
estremecía, mi piel se cubría de sal, mi intimidad abierta de par en par
haciéndose líquida, y la bravura del sonido me estremecía llevándome a un viaje
sublime...
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un veranode fotografía”)
domingo, 7 de julio de 2024
Un beso, de Mil Estrellas en julio, Luz y sombra
(Autor:
©Rodrigo Fúster)
"... Sus manos
aún no me han soltado. Agita cancina, levemente mi sexo, para sorber y extraer
las últimas gotas de mi existencia. Bajando, recoge con largos y lentos sorbos
las gotas transparentes que escapan de él. Disfruta cada halo de vida, cada
gemido, con delicados besos, hasta dormirlo entre sus dedos. Unos labios lo
despiden para dormir la noche.
Flor lasciva,
seductora, exquisita y deliciosa, con el deseo insostenible de su boca, mi
excitación emergente en el sobre mágico, donde se pierde mi deseo erótico e
insondable.
De su linda flor, de
su linda boca, abotonada de rubíes, llena de sangre y el deseo brotando de su
piel. Rodeada de delicados pétalos sedosos, sabe a dioses, bebedero y ambrosía.
Un beso de mil
estrellas, mil besos untados en el más delicado aroma, de salivante néctar.
Toda sensual, toda furia reprimida entre sus delicados labios.
Todo su sensual cuerpo
sabe al elixir, a pudor que me fulmina. Desnuda entre sábanas, luce el jardín
de esplendor vulgar, embriagante. Corona de rodeados vellos, virgen humedal.
De esa espesa
floritud, se asoma tímida, el punto de casquillo rojo escarlata, la carne
mojado, de aroma nítido, profundo esplendor, excitada (excitado).
Pasión que tiembla al
abrir sus piernas, abismo que me envuelve y domina. Expuesta a ser bebida por
mis labios y probada por mi boca, más allá de la profundidad, y el roce de
calores, como llamas mismas en el interior, de un infierno zumos, un infierno
que me quema y consume.
Mi éxtasis vuela en
círculos dentro de una estrella de mar, rompiendo cadenas, deseando calcinar
sus labios, al tiempo que ahoga mis
palabras.
Caudal desbordado de
agua, endulzando mis labios. Vulva caprichosa de perfumes, de pasiones encantadas.
De tu follaje nace el
botón rosa oscuro irresistible, donde brotan tus gemidos, sus chillidos de
orgasmo y silencio.
Capullo florido, erección sostenida, bebiendo a sorbos salivantes, infierno caudaloso que consume, hasta hacer hervir mi sangre, y soltar mis cremosos caudales bañando su vientre, mojando tu mente, calmando tus delirios de ser poseída en raudales".
Juan de Marco.
(Relato perteneciente
a la propuesta de Variétés: “Un verano de fotografía”)