(Autora: ©Kasioles)
Según te expresabas, amiga mía, según lanzabas al viento tu
dolor y le dedicabas cartas interminables de amor, nos hiciste creer que ya no
existía, que se había ido para siempre y que lo que te movía a escribir era la
nostalgia que todavía estaba latente en tu corazón ¡Cuántas veces compartí
contigo ese dolor! Te comprendía perfectamente, mi corazón sufría por lo mismo,
por esa partida que ya no tiene solución.
Un día... y en uno de esos momentos de debilidad, me
confesaste que estaba vivo y que....
¡Te lo prometí! Todavía recuerdo lo que te dije: GUARDARÉ
SILENCIO PARA SIEMPRE, JAMÁS DESVELARÉ LA VERDAD.
Relato perteneciente a la propuesta: "Encrucijada"