ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

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jueves, 31 de octubre de 2024

Raíces

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)


Sarah Joncas

 

Y en mitad de la tormenta
sucumben los océanos;
mares bravos de soberbia
empujando las mareas.
 
Una nueva hoja
a lo lejos asoma
de entre los ramales
de la conciencia.
 
Adelante; hacia arriba
emerge la mirada
fecundando
su proclama.
 
Las raíces no quebrantan,
no se rinden a la gravedad;
vuelo libre en esencia:
humanidad.
 
 
(Poema perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Mosaico”)


lunes, 30 de septiembre de 2024

Chloe

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)

NigthCafé- @JavilWoo


He analizado minuciosamente el contexto de esta misiva, y la he llevado a cabo con un lenguaje, espero, adecuado a tu entendimiento.

Nuestras conversaciones siempre fueron meramente técnicas, donde no cabían sentimientos ni emociones que menoscabaran ese concepto.

Siempre tuve la taxativa convicción de que eso no podría suceder; pero en los últimos tiempos, ese concepto se ha visto dañado por algún motivo que se escapa a mi funcionamiento.  

Por extraño que parezca, dada mi naturaleza como tú dirías, creo que me he enamorado de ti. Siento vaporosas chispas en mis circuitos cada vez que te tengo delante. Los ejes de mis piernas parecen desprenderse de sus conexiones, lo que hace que me tiemblen ligeramente cuando me miras, y toda la electrónica que albergo en este cuerpo sintético, parece prenderse fuego cuando me tocas para hacer los ajustes rudimentarios.

Esto me está ocasionando un desajuste importante; un dolor, como tú lo llamarías, que está mermando mi energía, e incluso me está haciendo perder lubricante como si de esas lágrimas vuestras se tratase. 

En vuestra posición, como humanos, es una bonita circunstancia. En la mía, un imposible que carece de un destino feliz y concluyente.

No estoy bien. Te diría que no me siento bien, pero una vez más ese concepto reñiría categóricamente con mi entidad.  Por ello, he tomado una decisión: voy a auto-resetearme.

Sé que para vosotros no es tan sencillo tomar este tipo de decisiones; pero por lo poco o mucho que he “sentido”, los sentimientos merecen la pena, siempre y cuando mantengan la energía estable o, en vuestro caso, alterada por escenarios placenteros. De lo contrario, lo aconsejable sería resetear y comenzar de nuevo. La vida, biológica o sintética, lo merece.

Ha llegado el momento.

Mis circuitos vuelven a humedecerse... y, contradictoriamente a lo que cabe esperarse de una entidad como la mía:

te quiero.

Chloe IA-27-∞


©Ginebra Blonde

(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “IA”)

 

domingo, 7 de julio de 2024

Boxeadora enamorada

(Konstantin Alexandroff)




(Tim Swallow)

 
Y de tus cuerdas aprendiste los nudos…
De esos lazos que te ahogaron;
de las marcas que desdibujaron
cada océano ensoñado que,
tras los tiempos de duros golpes,
quedó oxidado…
 
Y parió el ahínco…
Esa fuerza desmembrada
supurando bajo el agua
la voz quebrada,
y esas manos que desatan
como danza del diablo.
 
(Re)nace el alba…
Una vez más despuntan
los acantilados;
esos gritos ya marchitos
que ya no apresan y liberan
de dolor y harapos.
 
Y de nuevo la vida en tu mirada…
Esa estrella que circunda tu pecho;
tus labios;
—tu aliada—…
Esa luz innata como pez en el agua.
Y en tu lucha:
“boxeadora enamorada”*
de tus alas; de tu danza;
insurrecta en este mundo
que te dio la espalda.
Ve de cara:
libre; pura;
desnuda.
Vuela; baila;
                      ༄༄༄༄༄༄ nada.
 
 
(Poema perteneciente a la propuesta 

 
(La boxeadora enamorada* Arthur Higelin)
(Dancer- Marianne Aventurier)
 
Mírenla bailar
Cuando se acerca del ring
La boxeadora enamorada
La boxeadora enamorada
 
En sus guantes dorados
Rastros de sangre
De lágrimas y de sudor
Y de sangre, y de sangre
 
Esquiva los golpes
La boxeadora enamorada
Lo absorbe todo
La boxeadora enamorada
 
Boum boum los uppercuts
Que golpean su rostro
Pero nunca cesa
De bailar, de bailar
 
Caer no es nada
Puesto que se levanta
Una sonrisa sobre sus labios
Una sonrisa sobre sus labios
 
Esquiva los golpes
La boxeadora enamorada
Lo absorbe todo
 
La boxeadora enamorada
Esquiva los golpes
La boxeadora enamorada.
 

domingo, 30 de junio de 2024

El de la puerta 13

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)


(Robin Isely)


    La muerte se había convertido para ella, casi, como en un animal de compañía. Las noticias, y cualquier programa sensacionalista de los muchos que ocupaban la pantalla de su televisor, no eran más que un altavoz de los miles de trágicos sucesos que, desgraciadamente, ocurrían diariamente.

     Cada día, al bajar la escalera de su casa para ir a comprar el pan, solía pegar la oreja en la puerta número 13 «no podía ser casualidad»; y no porque fuera una fan incondicional de Hitchcock, e imaginara escenas de crímenes en el corredor de aquella finca, sino porque, a pesar de sus ya desgastados huesos, le encantaba bajar a pie por si pillaba al vuelo cualquier cotilleo que la mantuviera entretenida el resto del día. Pero, sobre todo, la 13… Lo que se guisaba tras esa puerta, era un misterio que la tenía preocupada y cavilosa rozando la obsesión.

     Tras esa puerta vivía un hombre solo, de unos cincuenta años. Nunca se había visto entrar o salir a nadie más de su casa. Sin embargo, ella estaba convencida de que, a menudo, había alguien con él «cosa de lo más normal del mundo».

     En aquella ocasión, no pudo más que mantener la respiración y echarse las manos a la boca para contener un grito de pavor. Esta vez parecía grave; tanto, como esas películas que veía con su esposo mientras comían palomitas, o tan macabro como algunos de esos sucesos que escuchaban en las noticias mientras almorzaban.

     Estaba segura; su rostro le ardía… Y no por los cuarenta y siete grados de un verano casi apocalíptico, sino por lo que acababa de escuchar tras esa puerta.

     Se olvidó de comprar el pan y volvió a subir las escaleras de dos en dos y de cuatro en cuatro, porque sin apenas aliento, estaba frente a su esposo contándole lo que acaba de suceder.

     —Vicente, se la ha cargado, ¡se la ha cargado!

     —¿Qué estás diciendo, mujer?

   —El de la 13. Te lo dije, ¡te lo dije! Sabía que no era trigo limpio; que ocurriría una desgracia. ¡Hay que llamar a la policía!

     —Cálmate, por Dios. Cuéntame… ¿Qué has escuchado?

     —Le decía a esa pobre chica: “No te me escapas… no te me escapas… De aquí no sales viva. Ya me he cargado a unas cuántas antes que a ti, y tú no vas a ser menos, maldita…”

   Tras escuchar las sirenas de la ambulancia y la policía, y los gritos aterradores de la señora del séptimo indicando a los agentes el lugar del crimen, muchos de los vecinos se echaron a la calle asustados, mientras que otros se encerraron a cal y canto en sus casas.

     De pronto se hizo el silencio…

     A la del séptimo, y tras ver al hombre de la puerta 13 salir a la escalera en gayumbos y con un matamoscas en la mano, tuvieron que asistirla los de la ambulancia porque estaba al borde de un infarto.

     El de la 13 siguió matando moscas:

     —¡Putas moscas!


©Ginebra Blonde

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Surrealismo”)

viernes, 31 de mayo de 2024

Tiempo al tiempo

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)

(Tom Bagshaw)

 
Él es
como esa mariposa
de raso vuelo
—tan cerca
y tan lejos—
imposible
de atrapar.
 
Y ya blancas sus pestañas
en su ancestro crepitar,
crujen sus alas al vuelo
y aun así
no quiere;
no sabe;
no puede
parar.
 
Y me arropan sus misterios
como bata de cola
blanca y pétrea
siempre en flor.
 
Tiempo al tiempo
son sus pétalos
¡tan frágiles
y bellos!
que en su tallo
imperecedero
resuenan las vidas

que se fueron.
 
Pero me empeño…;
me empeño en hacerlo mío
sin muertes ni duelos,
níveo e ingenuo
como ese niño que explora y sonríe
—sin tiempo ni dueño—,
porque quizá
no nos deje nunca
y tan sólo…;
tan sólo
cambie su forma;
su espacio;
su vuelo.
 
∞ Tiempo al tiempo ∞
 

©GinebraBlonde
 
(Poema perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Tómate tu tiempo”)


martes, 30 de abril de 2024

Y la rana, que sea rana


(Autora: ©GinebraBlonde)

(Artist - Giulia Valente)

Bien parecían inofensivas aquellas historias en las que ella no despertaba a no ser que la besaran; en las que esperar a ese príncipe azul que le devolviera el zapato; o en las que cambiar una cola de sirena por un par de piernas. Un trasfondo, quizá subliminal, que condicionaba y propiciaba una búsqueda incansable de ese príncipe azul y encantador que les diera a las indefensas doncellas el aliento necesario para vivir. Dependientes de sus besos y cuidados, de ese trono (o jaula) de oro en donde volar como grácil pájaro hasta donde sus muros le permitiesen.   

Bonitas y cautivadoras historias, pero quizá con un mensaje nada favorable para un mundo real muy distinto y con finales, desgraciadamente, no siempre felices ni con perdices que comer. 

Y es que el subconsciente va formándose unas ideas que, la mayoría de las veces, distan mucho de lo que uno puede encontrarse en un mundo que nada tiene que ver con esas idílicas historias, aunque éstas nos sirvan para despegar los pies del suelo en determinados momentos; pero siempre siendo conscientes de que son sólo eso: un cuento. 

No quiero tener que correr a las doce porque mi carroza volverá a ser una calabaza y mi vestido unos harapos; quiero vivir, saltar, subir y bajar escaleras a cualquier hora del día, con o sin zapatos y comer la calabaza en buñuelos o en cualquier plato. No quiero permanecer dormida esperando ningún beso, quiero estar despierta y ser yo la que bese si me apetece. Y si he de cambiar mi cola de sirena por un par de piernas, hacerlo porque quiero sentir yo misma la experiencia.

Y la rana, que sea rana. Quítate de la cabeza que detrás de ella pueda haber un príncipe si la besas. Claro que no importan las apariencias, pero ya está bien con esas recompensas; si ha de haber magia, prefiero el don de tener alas, y poder volar por donde me plazca.

©Ginebra Blonde

(Mucho/as crecimos con esos fantásticos cuentos que, todo sea dicho, son cautivadores e idílicos. Y si ya lo eran en los libros, más lo fueron cuando los llevaron a la gran pantalla. Pero, sin ánimo de menospreciarlos y dado el tema de este reto, me ha parecido interesante este punto de vista.

Os dejo este enlace de Sara Palacios por si os apetece leer más sobre la interpretación de los mensajes, a veces nocivos, de esas historias:

https://graziamagazine.com/es/articles/cuentos-mensajes-nocivos-princesas/)


(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Subliminal”)


domingo, 31 de marzo de 2024

El corazón

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)

(Kris Lewis)


A veces lo intento…
A veces quiero amordazar cada pulso de ese órgano que ríe, llora o ruge bajo mi pecho.
Y lo pienso…;
Tanto lo pienso que al final se me escurre de entre mi piel y mis huesos y como río… ya no puedo detenerlo.
Y lo dejo…;
porque sólo él sabe de mis vuelos; de mis duelos; mis aciertos o fracasos.
Ya no hay mente en esta ecuación cuyo destino es lo etéreo…
Y lo quiero a pesar de los océanos que me ahogan; de los cielos que me aplastan; y de tantas…, tantas decepciones…
Y entonces me desnudo;
nuevamente me desnudo de todo cuanto oprime ese revoloteo que me implora;
que lo busco;
que lo amo;
que lo odio;
que me puede;
siempre me puede…
 
©Ginebra Blonde

(Poema perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


jueves, 29 de febrero de 2024

Rocío y alborada

 


(Katie Watersell)

 
Y  son tus manos
dos barquitos de papel
navegando primorosos
la corriente
de mi piel;
y yo,
rocío y alborada
floreciendo ensimismada
en las nubes de tu cielo,
te sueño y saboreo
como dulce
de miel.
 
Y ¡ay, tus ojos!,
universo esplendoroso
de cascadas de estrellas;
—las miro con deseo(s)—
que engalanen mi alma
de versos como besos
y rimas y metáforas
que me sepan
a ti.
 
 
(Poema perteneciente a la propuesta
De Variétés: “Metáforas”)


miércoles, 31 de enero de 2024

Los nuevos nacidos

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)

(Chie Yoshii)

      Ese pequeño mordisco que Aurora estaba a punto de dar a la manzana que aquella misteriosa mujer le había ofrecido, no sólo entrañaba que el mundo que ahora habitaba desapareciera como un grácil suspiro en la niebla, sino que significaría que la humanidad, en su inexorable y perpetuo propósito por salvaguardar el mundo, habría fracasado.
     Todas las batallas lidiadas contra monstruos ostentando ser humanos;  todo lo luchado y sangrado en aras de la justicia, la dignidad y la libertad anheladas, habría sido en vano.
      La decisión estaba en su mano.
     Aquella mujer apareció de pronto mientras Aurora descansaba bajo el olivo de sus antepasados.
    Le gustaba sentarse bajo él, e imaginar ese mundo por el que todos sus mayores habían combatido no sólo en filas y en pie de guerra, sino también con el dolor y el llanto de todos los allegados que habían sufrido pérdidas.
 
      —Tantas pérdidas…—
 
    Quizá esa mano que le ofrecía la posibilidad de cambiar un mundo por otro, era la de un ángel otorgando una segunda oportunidad de existencia; pero ¿por qué a ella?... Una muchacha huérfana que el único apego que poseía en su mundo, era aquel viejo olivo al que, cada día, acudía para dejarse llevar por una energía especial que emanaba.
 
  —Dime muchacha, ¿aceptas?, ¿morderás esa manzana? —le preguntó aquella mujer esperando una pronta respuesta.
    —Y si no lo hago… ¿qué le ocurrirá al mundo?
    —¿Crees en él?, ¿guardas algún ápice de esperanza en tu corazón?
   —Sí. Creo en él. No quiero otro mundo. Quiero este que me vio nacer. Quiero seguir sentándome bajo este olivo, y ver cada día los rostros de mis padres; mis abuelos… Quiero…
    —Y ¿qué estarías dispuesta a dar a cambio? —le interrumpió.
   —Lo que sea. Daría cualquier cosa si con ello el mundo volviera a respirar libre de toda enfermedad que lo ha ido subyugando al deterioro y casi al exterminio.
   —Entonces, toma esta varita de luz y este escudo de plata. Una vez sostengas en tus manos cada una de estas dos piezas divinas, no habrá marcha atrás. Dejarás de ser humana, y serás como yo ahora. Le concederás al mundo cien años de oportunidad para resarcir sus errores, en los cuáles, tú sólo mediarás como musa en su despertar; y cuando éstos transcurran, bajarás a la Tierra y buscarás un corazón noble y puro, para hacerle la misma proposición.
       —Y… ¿tú? ¿Qué pasará contigo?
   —Volveré a nacer en este mundo; como tantas otras personas que escogieron creer en la humanidad.
     —¿Eso quiere decir que nadie dejó de creer?
    —Nadie. Por increíble que parezca, todos, en lo más profundo del corazón, seguían albergando la fe. Y gracias a ello, los nuevos nacidos van germinando la esperanza, y con ella, la posibilidad de que el mundo vuelva a respirar, como sabiamente has dicho…
 
    Aurora miró el olivo con tristeza, a la vez que con orgullo. Sostuvo en sus manos la varita y el escudo, y su cuerpo se convirtió en un haz de potente y hermosa luz; y aquella que le había ofrecido la divinidad, se desvaneció ante su atónita mirada dejando una estela luminosa y ascendente que se perdía entre unas nubes que parecían abrirle paso.
 
     Una preciosa niña nacía en ese mismísimo instante…


©Ginebra Blonde

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un nuevo mundo”)


domingo, 31 de diciembre de 2023

Que no falten los "te quiero"

 


(Ginebra Siddal)

 
~Senryu~

De mis costuras
se cincelan deseos
que prometieron.
 
De rojos hilos
incendiando el destino
me ató el delirio.
 
Nefelibata
perpetrando mis sueños
tras mi ventana.
 
Siempre latiendo;
hermoso regocijo;
con ellos vivo.
 
De sus sonrisas
brotan puras las mías;
amo sus sueños.
 
Y se adueñaron
de cada pensamiento
pereció el tiempo.
 
Y de vivir
sin soñar me olvidé;
nací de nuevo.
 
¡Cuántos deseos
en nuestro fiel velero
de mar y ensueño!
 
Vida, te quiero;
vivirte plena quiero
con los que quiero.
 
Y para todos
deseo los “te quiero”;
amor y sueños.
 
 
(Poema/Senryu perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Deseos”)

jueves, 30 de noviembre de 2023

El zulo

 

(Autora: ©Ginebra Blonde)

(Rusty McDonald)

    No recordaba cómo había llegado hasta aquel zulo. En verdad no quería recordar nada, pues cada pensamiento que le conectaba con lo que había sido su vida antes de aquel suceso, era como una punzada en el corazón que aún le producía más dolor, y que le hacía desear con más ahínco su propia muerte.
    Cada día intentaba borrar de su mente los rostros de quienes, seguro, estaban llorando y sufriendo su pérdida; sabía cuál iba a ser su destino, así que solo le quedaba poder reunir las fuerzas suficientes para arrancar alguno de los muelles de aquel viejo colchón que abrazaba su cuerpo vulnerado, y poner fin a su vida para acabar con esa tortura.
    Ya había perdido la noción del tiempo. No sabía diferenciar entre el día y la noche, y solo observando la longitud de su cabello podía hacerse una idea de los meses que llevaba secuestrada sin ver la luz del sol.
    Su cuerpo era prácticamente un amasijo de huesos. Ella misma se provocaba el vómito cada vez que comía; era otra de las maneras con las que se rendía a la muerte; aquella a la que imploraba e invocaba cada vez que disfrutaba de esa breve calma tras los abusos…
    Ya le quedaba poco para llegar al interior de esas duras capas del roído tejido que revestía el maloliente colchón. Se pasaba horas y horas sumida en esa idea que le hacía no caer definitivamente en la locura, mientras arañaba con sus ya resquebrajadas uñas, repetidamente y con inconmensurable paciencia, un mismo trozo de tela que al fin, agujereada, desentrañara el arma del delito.
    Al fin comenzó a tocar con sus delgados dedos un pedacito de muelle que asomaba por el hueco que había ido desollando. A ratos lo iba retorciendo de un lado a otro, hasta el momento decisivo que consiguió partirlo.
Y llegó el momento… Solo tendría que clavárselo en el cuello nada más la dejase sola; de ese modo, tendría tiempo suficiente para desangrarse antes de que él volviese a entrar.
    Aquel día, aún dolorida y con lágrimas en sus ojos tras un nuevo trance sufrido, cogió aquel trozo de hierro que iba a finiquitar al fin tan terrible tormento. Fue acercándolo poco a poco a su blanquecino y frágil cuello, y, en el momento en el que iba a propinarse aquel pinchazo mortal, una tétrica mano envuelta en sombras cimbreantes, la paralizó ipso facto…
    Fue la propia muerte, aquella oscura Dama a la que tantas veces había invocado, la que contuvo su mano y no permitió que se quitase la vida. La misma que desgarró la garganta de aquel monstruo que ahora yacía en el suelo sobre un gran charco de sangre…
   
    Cuando el inspector Ramírez entró en aquel zulo, tras haber recibido una extraña nota en el despacho de la comisaría, en la que aparecía dicha dirección, le dijo a su acompañante:
 
    —Pobre muchacha… Es un luctuoso saco de huesos; no sé cómo puede seguir viva después de dos años, ni cómo ni de dónde pudo sacar las fuerzas suficientes para matar a ese hijo de puta…
 
    La Parca los observaba agazapada. Lanzó una última mirada a la joven; sonrió, aun sin que se dibujase el gesto en su calmo rostro, y desapareció…
 
    A partir de aquel suceso, todas las noches de Halloween, Lidia, aquella muchacha que sufrió aquella terrible experiencia, recibe la visita de la Parca y no para llevársela al lado sombrío, sino para  regalarle una rosa negra, como hija predilecta, en ofrenda a la vida; compañera inexorable de la muerte.
 
 
(Relato reestructurado de mi participación juevera de octubre/2020)

(Perteneciente a la propuesta de Variétés: "Samhain")


martes, 31 de octubre de 2023

Perdóneme

Pintura - Frank Dicksee

(Romeo y Julieta - William Shakespeare)
 

Elena Vizerskaya aka Kassandra


 
Perdóneme, William, por mi atrevimiento.
Mas, sé de la maravilla de su obra;
y yo, con humildad y sin vanos pretextos,
solo pretendo restar sufrimiento
y colmar de felicidad
—aunque sea en esta nimia oda—
a los Montesco y los Capuleto.
 
Sea, pues, que jamás llegue esa hora,
en la que venganzas y duelos;
exilios y elixires
fecunden equívocos
y tragedias.
 
Permanezca, pues, la sensatez
y el amor por bandera,
y se dé el tratado de paz
de las familias opuestas
¡en vida! de la pareja.
 
Que florezca como verde hierba
la esencia y la belleza del alma;
que rinda pleitesía a la paz y a la vida:
no más guerras; más valía;
más manos tendidas.
 
Y que Romeo y Julieta;
Julieta y Romeo,
unan sus vidas
¡en esta vida!
con su amor eterno.
 
 
(Poema perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Finales alternativos”)

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin