(Autores:
©El vici solitari)
Érase una vez un libro llamado la Biblia, pues sí, Biblia que significa libro en griego, de ahí la palabra biblioteca, un lugar donde hay muchos libros. Imagina todo lleno de combustible, con una cerilla que es el activador y un carburante, que sería oxígeno, tenemos fiesta de “bruixes i bruixots”. Montse, amiga de Lola, se pondría las botas.
Ya me lo dijo mi padre, que estoy en peligro, tanto papel algún día se incendiará... ¡Pero hijo, llama a tu padre el bombero!
Dos libros sobrevivieron y dejaron sus historias para los afortunados que saben leer y disfrutar. Pues qué suerte, ahora que por fin me había decidido a leer la Biblia, porque siempre me había dado tanta pereza. Y es que ha de ser un libro interesante, pero algo denso. ¡Por dónde pillarlo!
El primer best seller para algunas personas. La verdad absoluta para otras. Un libro que ha montado guerras y luchas sin par. Quizá no sea tan mala idea lo de la gasolina. Pero, ¿vale la pena sacrificar para ello toda la biblioteca?
Pero la señora Biblia estaba agazapada en el fondo de la última estantería, donde solo llegabas con la escalera de tres metros. Ella quería que la vieran y pensaba, cómo se las ingeniaría.
Es que, bueno, Biblia también puede ser nombre de persona ¿Por qué no? Hoy en día ponen unos nombres muy raros, total... Pues eso, que mi nombre también es Biblia y me da rabia compartirlo con un montón de papeles. Eso es lo que pensé el martes, pero el miércoles cambié de idea. Primero decidí ponerme una minifalda y bajarme cuatro estantes, pero ante la falta de éxito y en vista de que todos los visitantes eran féminas, decidí vestirme de diablo y dejar caer mi cola que transcurría desde el estante seis hasta el tres. Entonces pasó Montse, la amiga de la Lola y se enamoró de mí.
Yo, ni caso, la gente de rojo no me interesa. Que, sin querer, estoy casi a mitad de la hilera de libros... ¡Ostras! Al fondo veo una zarza ardiendo y una voz que grita:
—¡Aquí, aquí!
Esa voz se apagó en los siglos helados que desnudaron al diablo y nunca más supimos donde se escondió.
Igualmente me sobresaltó, di un paso atrás y tropecé con fuerza con la estantería que tenía detrás de mí. Y para mi sorpresa cayó un libro al vuelo. ¡Vaya, un Corán! ¿Sería algún tipo de señal?
¡¡Vale, para!! Creo que se me está yendo la pinza. Es lo que tiene haberse puesto a escribir después de fumarse un canuto... «Que era buena mierda decía Jonás» Sí, seguro.
Nota mental: Tengo que
cambiar de camello.
FIN
(Cadáver
Exquisito – Taller Verano 2021 - El Vici Solitari)
(Relato perteneciente
a la propuesta de Variétés: “Surrealismo”)
Un libro donde la mente y la ciencia tiene su controversia, solo nos queda la fe. Un besote.
ResponderEliminarJajajaja, me ha parecido genial. Un abrazo
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