(Autora:
©María Cristina García Carrera)
(Tom Bagshaw)
Llegará la primavera,
entonces volveré a mis orígenes. Encontraré la casa oscura, abriré puertas y
ventanas, limpiaré el polvo acumulado de tantos años de olvido, dejaré entrar
el sol de pleno y las habitaciones se llenarán de recuerdos. Aquella infancia
lejana regresará a mi mente.
Saldré fuera,
descubriré la tierra dormida, la despertaré con las simientes que plantaré para
alimentar mis sueños. Un cielo azul contrastará con las cimas nevadas de las
montañas, la nieve que poco a poco se deshará para llenar los arroyos que
regarán los prados y cultivos. Caminaré por las sendas cercanas y veré la
vegetación que ha sobrevivido a los incendios y a la depredación humana,
descubriré como la naturaleza revive una y otra vez.
El verano seguirá con
la alegría de los que vendrán a visitarme. Los hijos dejarán el trabajo por
unos días y los nietos disfrutarán de las vacaciones estivales. Madrugaré con
las risas y juegos de los niños. Instalaremos la mesa bajo la sombra del árbol
milenario y pasaremos largas tertulias de sobremesa charlando, cantando y soñando.
Haremos excursiones para descubrir paisajes resplandecientes de vida, participaremos
en las fiestas del pueblo, y por las noches, totalmente agotados, dormiremos de
una tirada.
Pero el verano se
acaba pronto, sin apenas darme cuenta, dará paso al otoño. Los bosques irán
adquiriendo aquellos maravillosos colores de la madurez: del verde claro al
amarillo, del encarnado al granate y del beige al marrón. La tierra se cubrirá
de hojas secas que se transformarán en los nutrientes que sustentarán el
subsuelo y sus criaturas. Colmaré mi despensa de manzanas y castañas y
observaré desde la ventana como, poco a poco, se va durmiendo la tierra.
Y finalmente llegará
el invierno. Las noches se harán cada día más largas, la nieve caerá
envolviendo los campos como una gran sábana protectora de la vida. Yo observaré
el horizonte saboreando cada instante, esperaré tranquila el final, mi final;
el día que mi tiempo se acabe, cuando esta tierra me cubra para siempre. Pero
el transcurso del tiempo no se detiene, seguirán viniendo otras primaveras, el
ciclo de la vida seguirá dando vueltas, aunque yo ya no esté.
(Texto perteneciente a
la propuesta de Variétés: “Tómate tu tiempo”)
El tiempo lo hacen las estaciones, ellas nos van diciendo como pasa, o tal vez siempre esten ahí, seamos nosotros los que vamos creciendo hasta llegar a nuestro destino, que es irnos de la materia y convertirnos en luz o energía. Una saludo.
ResponderEliminarNo cuenta el tiempo, sino lo que hiciste con él...
ResponderEliminaralmibaré las castañas,
las coronare con helado de lúcuma
y detendré el tiempo para saborearlas.
Ya no importa el reloj
lo detuve para mi,
y esas doradas castañas
deshaciéndose en mi boca.
Rodrigo Fúster
mi gran culpa
un minuto de vida.