ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

viernes, 31 de mayo de 2024

La Condesa de Montecristo

 

(Autora: ©Zoraida)

 
(Tom Bagshaw)

 
¿Cuánto tiempo es un instante? Apenas un destello, un suspiro, un parpadeo. En un instante la vida te cambia. En un instante tu corazón se rompe, los sueños se diluyen, te hundes en la profundidad de un abismo o naces a la luz, brota una idea nueva, te enamoras por segunda o tercera vez, encuentras el sentido de tu existencia.
 
Mi vida se destruyó en un instante en el que, a la misma vez, renací a una yo desconocida e implacable porque perdí el miedo. El miedo era mi ángel de la guarda, me protegía de todo lo que no debía traspasar el umbral de mi cuerpo, de mi mente, de mi corazón. Perdí el miedo a la gente, a lo desconocido, al fracaso, al deshonor... a la vida y a la muerte... perdí todo lo que me resguardaba de la crueldad del mundo. Y cuando pierdes el miedo ¿qué te queda? Te queda el monstruo en el que te conviertes.
 
Hice de mis días y mis noches un campo de entrenamiento previo a la batalla final. Me dediqué a vislumbrar el horizonte que él tenía frente a sí como si fuera mío y a sentirlo en mis entrañas hasta parirlo. Sólo me quedó de él su sueño y su alianza de boda que ahora llevo prendida en una cadena de plata acariciando mi pecho; el que tantas veces besó y lamió y mordió en el arder de nuestro deseo. Juguetea la sortija en mis dedos y siento la pasión y la dulzura de sus besos, y una rabia inmensa me recorre por entero.
 
"No te olvido amor mío, no te olvido ni siquiera en un destello del tiempo, un suspiro o un parpadeo".
 
Él tenía trazado un plan magnífico que yo sigo ahora y al que le añado detalles que lo mejoran. Éramos sin duda el mejor equipo del mundo, nunca nos soltamos la mano. Y nunca tuve "el corazón tan rojo" como lo tuve junto a él, vestida de novia perenne, siempre de blanco. A él le gustaba más el negro, y el negro riguroso cubre mi dolor y mi piel hasta que me una de nuevo a él allí donde las religiones antiguas nos prometen la felicidad eterna. De luto, antes y ahora, pues como él decía hay lugares en los que el luto es blanco.
 
"Tu propósito es el mío y te honraré con la mejor de las venganzas. Lograré encontrar el tesoro que buscabas y lo dilapidaré dichosa pisoteando la burla de los incrédulos. Aún no me brillan los ojos con la luz de la alegría, aún los siento arrebatados por el mismísimo fuego del infierno, pero dame tiempo amor mío, seré mejor, mucho mejor que quienes fuimos juntos: más generosa, más bella, más libre, más sabia. Dame tiempo".
 
 
(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Tómate tu tiempo”)

3 comentarios:

  1. Algo que va con el tiempo digamos que son primos hermanos, son esos destellos y esos instantes.
    Qué sería de nuestras vidas sin ellos a los que aferrarnos. Un bello texto.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Me encantó tu relato Zoraida!
    reto conseguido!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. El tiempo nos quita y el tiempo nos da, la sabiduría es saber cómo aprovecharlo y Zoraida lo ha aprovechado en esta historia totalmente romántica. Hace tiempo que no te leía.

    Besos dulces.

    ResponderEliminar

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin