ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

viernes, 31 de mayo de 2024

Tómate tu tiempo


(Autora: ©Cecy)

(Tom Bagshaw)

 
Todo es así, nada y todo cambia y vuelve como un círculo, vicioso, áspero y al mismo tiempo con mieles que nos endulzan por un rato. Dejé de creer y al mismo tiempo diviso muy a lo lejos una ilusoria chispa de esperanza, que me embriaga y no me deja tomar la decisión que muchas veces me ronda, inapropiada para muchos, fatal e imperdonable para unos pocos, y la que me haría dejar en paz a mi paz inexistente en estos momentos.
 
Mis demonios se han despertado con una furia que me consume por dentro, tengo tanta bronca y odio, que jamás sospeché que pudiera pasar. Dicen que si el camino se torna difícil es porque vas en la dirección correcta. ¿Correcta, para quién? Quién sabe, los que creen en Dios, aseguran muchos. Pero he visto a lo largo de la historia que, en nombre de Dios, han cometido las atrocidades más grandes del mundo.
 
Momentos de introspección me invaden, en noches eternas de insomnio, en las tinieblas de las soledades más profundas, en ese más oscuro océano de vida. Y esa noche las profundidades de ese mar que tanto amo, te da una revolcada que te deja tragando agua y dando vueltas una y otra vez, pierdes el timón, sientes que no puedes respirar y una mano te toma de los cabellos y con la fuerza de la mismas energías profundas y oscuras, te tira de él, y comienzas a subir, y subes, subes, subes.
 
Y, de repente, me vi, en un sueño caminando por calles vacías, en la alta madrugada, y mi niña estaba junto a mí, tomada de mi mano. No supe que era yo misma hasta mucho tiempo después.
 
Nos venían persiguiendo, mi corazón palpitaba al ritmo de mi respiración agitada, no había nadie, la acera de piedras antiguas, estaban luminosas por esa luna en lo alto del cielo. Seguramente había caído una leve llovizna que ayudaban a estar tan brillantes. ¿Quiénes me perseguían? ¿Eran mis propios fantasmas?
 
Nos deslizamos por las calles, que se hicieron pasillos en una torre de muchos pisos sobrios, había muchos elevadores, algunos ascensores que son los que más recuerdo, la niña continuaba tras de mí, sin decir una palabra, y mi mente se repetía que debía mantenerla a salvo, mientras pensaba en ese retorno eterno. ¡Estaba realmente asustada!
 
Anduvimos recorriendo esos pasillos angostos, y ascensores que no nos llevaban a ninguna parte, siempre terminaba en el mismo lugar, estábamos atrapadas, hasta que un raro sonido, me despertó.
 
Y escuche a mi niña decir: Tómate tu tiempo.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Tómate tu tiempo”)

1 comentario:

  1. Pesadilla interminable, pero para eso siempre hay una voz amiga y querida que te despierta y ese tiempo caduco, para seguir en la vida real pasando el tiempo. Un beso, Cecy.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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