ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

sábado, 30 de noviembre de 2024

Posesión

 

(Autora: ©Campirela)


Santiago Caruso

El miedo y el terror es libre y desde pequeños ya comenzamos por nuestra propia cuenta a indagar, así fue como desde mi adolescencia me gustaban las películas de terror, aunque debo decir que mis gritos asustaban más a mis hermanos que la propia película.

Sí, echo la vista atrás, hubo una que me marcó de por vida, bueno dos, pero esta fue la primera, El Anticristo de 1974.

La vimos en el cine mi amiga Alejandra (ya no está, se fue como ángel muy pronto) y yo.

Recuerdo perfectamente nos gustaba sentarnos en mitad del cine, desde allí la pantalla se veía mejor, aparte porque detrás solo había parejas.

Ya iba con la idea que era de miedo, pero jamás imaginé que me dejaría huella de por vida, no os la voy a contar, simplemente os diré, que cuando salí del cine la sensación no era de terror, sino de pánico absoluto, pensar que lo que había visto de esa posesión diabólica, me pudiera pasar y convertirme en un ser malvado, me aterrorizaba en tal magnitud que estuve durmiendo con mis padres entre medias de los dos más de tres semanas.

De mi cabeza no se iba la imagen de ella poseída, las palabras que decía, como actuaba y esa música infernal, la tenía metida dentro de mi cabeza.

Por aquel entonces ya se había estrenado el Exorcista, en 1973, esa no fui a verla hasta años más tarde ya adulta, me propuse verla en casa tranquilamente para ser capaz de entender por qué me daba ese pánico, el resultado fue el mismo, quedé atrapada en la posesión, recuerdo que mis amigas se reían decían que daba risa ver bajar las escaleras a la niña de esa forma, para mí no eran risas era ver como la maldad se puede apoderar de un cuerpo inocente.

Hoy en día no puedo ni escuchar la música de Mike Oldfield, Tubular Bells.

Todo esto que os explico es real, el terror mental, más bien el diabólico, me afecta mucho, porque mi mente piensa, si existe el bien, también el mal y si hay personas que son buenas y ayudan con sus manos su mente, las hay al contrario y ahí está mi dilema, lo creo y eso me da pánico.

Las consecuencias, es que para paliarlo, el otro terror no me asusta ni me da miedo y quizás por eso me gusta escribir relatos de terror, y leerlos y más si son psicológicos, de suspense, pero no hay una figura diabólica y eso me hace sentir que supero ese pánico, aunque sé que es solo camuflarlo de algún modo.

El verbalizarlo también me hace sentir bien, es como que ahuyento las malas vibraciones que me ocasionó ver esas dos películas, nunca más las he visto aunque con el tiempo cuando alguna vez oigo el tema Tubular en la radio, puedo llegar a escuchar unos segundos, después tengo que quitarla, mi mente regresa a ciertas escenas y eso me hace sentir mal.

Ha pasado tiempo y creo que si algo temo con pánico es las posesiones del mal.

 

El tiempo despertó
en aquel pueblo
dantesco, siniestro
la noche silbaba
algo se escondía entre la niebla.
La gente del lugar
dormían sin saber
que los otros
acechaban sus sueños.
Los gritos se oían
el horror se palpaba
y aquel concierto macabro
seguía en escuchándose
en cada rincón del pueblo.

©Campirela

(Texto y poema pertenecientes a la propuesta
De Variétés: “Terrorífica(mente)”)

Annita Maslov


3 comentarios:

  1. Muchísimas gracias, la imagen que has elegido no podría ser más terrorífica
    Este reto ha sido esclarecedor, pues cuando el miedo es compartido, parece menos, aunque él sigue ahí.
    Un besote y nos leemos cuando se pueda.
    Cuídate mucho, por favor. Besos y abrazos.

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  2. Hola Campirela, ya de por si cuando recuerdo la película el exorcista y el efecto que tuvo en mí, y la imagen elegida siento escalofríos. Tú poema es también terrorífico. Para salir corriendo del pueblo.
    Un abrazo

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  3. Ayy me recuerda tu relato a mi experiencia con mi amiga del alma cuando estrenaron el Exorcista! Qué miedo pasé, hasta casi me desmayo!
    Me encantó tu relato, como siempre logras llegar y transmitir con muchísima intensidad todo lo que te propongas!
    besitossssssssssssssssssssss

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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