(Autora: ©Dafne Sinedie)
Estoy exhausta.
Soy tan vieja como la vida misma, y los años y las vivencias
me pesan en los huesos como si estuvieran compuestos de plomo. Mis tres ojos
han visto cómo se construían civilizaciones y se erigían Imperios; y cómo,
tarde o temprano, todos acababan reducidos a cenizas. ¿Pero qué es el tiempo
para una criatura inmortal como yo?
He cantado canciones que hace milenios quedaron olvidadas. He
escuchado cuentos y leyendas que se han perdido en la memoria. He leído todos
los textos del mundo y me he encontrado como protagonista en muchos de ellos.
He reído, he llorado, me he enfadado y he sentido miedo. He acariciado el alma
de todas las personas, he llegado a su corazón y ellas han llegado al mío.
¡Hasta yo tengo corazón!
Pum, pum. Pum, pum. Mi corazón palpita en su jaula de
hueso, despacio, muy despacio...
Estoy e x h a u s t a.
Cada vez me cuesta más sentir otras emociones y sólo trabajo,
trabajo, trabajo... ¿Por qué tengo tanto trabajo? Actualmente hay ocho mil millones de personas en el mundo; el doble de
nacimientos que de muertes. Y aun así, ¿por qué pesa más la muerte que la vida?
¡Si al menos todas las muertes fueran naturales e
inevitables! Pero hay tanta violencia, tanto dolor, tanto terror. En mi nariz
se ha instalado permanentemente el olor de la pólvora y en la lengua noto el
sabor de la sangre. Ya no me quedan lágrimas, mi garganta está quemada y mi
piel ha quedado cubierta de moratones. Al menos, cuando las personas exhalan su
último aliento dejan de sufrir. ¿Qué puedo hacer yo con las personas muertas en
vida?
Las acompaño. Me acompañan. Pum, pum. Pum, pum. Encontramos consuelo en el arte, en las flores,
en el amor. ¡Hasta yo he amado y he sido amada!
Estoy
exhausta.
Cierro el ojo izquierdo, el del pasado. Cierro el ojo
derecho, el del presente. Y veo por el tercer ojo, el de mi frente, el futuro.
Es una buena razón para seguir viviendo.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés:
“Terrorífica(mente)”)
Ese tercer ojo es que debemos tener presente y no nunca perder la esperanzan.
ResponderEliminarHas estado muy mística en este relato lo cual se agradece, estas historias son pura joya.
Un besazo, con todo cariño.