(Autora:
©Nuria de Espinosa)
La lluvia caía como torrentes mientras avanzaba hacia la colina, atraída por una fuerza invisible. En la cima, se erguía un oscuro pozo de piedra, rodeado por una extraña neblina, cubierto de un musgo grisáceo y una oscuridad que absorbía la luz del crepúsculo. Al lado del pozo, un árbol seco, retorcido y desnudo, extendía sus ramas hacia el negro cielo como garras.
Un cuervo, estaba
posado sobre una de las ramas más altas. Su graznido resonó en la penumbra,
como un eco húmedo y pesado. Sentí un escalofrío por el cuerpo, pero una voz
—débil y lejana— gritaba mi nombre desde el interior del pozo.
Con pasos temblorosos, me acerqué al borde y miré hacia la oscuridad del abismo. La negrura parecía no tener fin. Entonces, lo vi. Una figura esquelética, de ojos vacíos, me miraba desde el fondo. Las manos cadavéricas se extendieron hacia mí, y el cuervo graznó con fuerza. Antes de que pudiera apartarme, me arrastró hacia el vacío.
Entonces desperté, gritando, empapada en sudor. La luz de la luna se filtraba por la ventana. En mi pecho, apareció una marca, un círculo perfecto, como si hubiera sido tocada por las mismas manos del pozo.
Desde aquella noche, no he vuelto a dormir sin miedo. Cada vez que cierro los ojos, me hundo y siento el tirón del abismo, escucho el graznido del cuervo y veo esas manos fantasmales. Percibo que me sumerjo en mi propio miedo y descubro que mi cuerpo se desvanece poco a poco, como si algo invisible me drenara lentamente. La pesadilla me ha atrapado en mis sueños, y poco a poco, me lleva de vuelta al pozo de la oscuridad.
(Inspirado en la historia real de mi vecina Vanessa, una joven gótica de 17 años cuya experiencia a causa de su pesadilla la marcó de tal forma que necesitó ayuda psicológica durante más de dos años)
(Relato perteneciente
a la propuesta de Variétés: “Terrorífica(mente)”)
Ese cuervo hizo su maldad, te estabilizó el sueño y regreso la pesadilla.
ResponderEliminarHay situaciones que desbaratan de tal manera que para regresar a una tranquilidad no es fácil.
Un buen texto. Un besazo Nuria.
Gracias Campirela, a veces la vida intenta superarte. Un abrazo fuerte
ResponderEliminarQué horror...soy también muy miedosa y creo que me pasaría lo mismo,o al menos me costaría bastante volver a la calma...
ResponderEliminartremendo relato!
Un beso grande!