ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

sábado, 30 de noviembre de 2024

El cuervo

 

(Autora: ©Nuria de Espinosa)


Ryan Muirhead

La lluvia caía como torrentes mientras avanzaba hacia la colina, atraída por una fuerza invisible. En la cima, se erguía un oscuro pozo de piedra, rodeado por una extraña neblina, cubierto de un musgo grisáceo y una oscuridad que absorbía la luz del crepúsculo. Al lado del pozo, un árbol seco, retorcido y desnudo, extendía sus ramas hacia el negro cielo como garras.

Un cuervo, estaba posado sobre una de las ramas más altas. Su graznido resonó en la penumbra, como un eco húmedo y pesado. Sentí un escalofrío por el cuerpo, pero una voz —débil y lejana— gritaba mi nombre desde el interior del pozo.

Samuel Araya

Con pasos temblorosos, me acerqué al borde y miré hacia la oscuridad del abismo. La negrura parecía no tener fin. Entonces, lo vi. Una figura esquelética, de ojos vacíos, me miraba desde el fondo. Las manos cadavéricas se extendieron hacia mí, y el cuervo graznó con fuerza. Antes de que pudiera apartarme, me arrastró hacia el vacío.

Entonces desperté, gritando, empapada en sudor. La luz de la luna se filtraba por la ventana. En mi pecho, apareció una marca, un círculo perfecto, como si hubiera sido tocada por las mismas manos del pozo.

Desde aquella noche, no he vuelto a dormir sin miedo. Cada vez que cierro los ojos, me hundo y siento el tirón del abismo, escucho el graznido del cuervo y veo esas manos fantasmales. Percibo que me sumerjo en mi propio miedo y descubro que mi cuerpo se desvanece poco a poco, como si algo invisible me drenara lentamente. La pesadilla me ha atrapado en mis sueños, y poco a poco, me lleva de vuelta al pozo de la oscuridad.

(Inspirado en la historia real de mi vecina Vanessa, una joven gótica de 17 años cuya experiencia a causa de su pesadilla la marcó de tal forma que necesitó ayuda psicológica durante más de dos años)

©Nuria de Espinosa

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Terrorífica(mente)”)

Annita Maslov

3 comentarios:

  1. Ese cuervo hizo su maldad, te estabilizó el sueño y regreso la pesadilla.
    Hay situaciones que desbaratan de tal manera que para regresar a una tranquilidad no es fácil.
    Un buen texto. Un besazo Nuria.

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  2. Gracias Campirela, a veces la vida intenta superarte. Un abrazo fuerte

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  3. Qué horror...soy también muy miedosa y creo que me pasaría lo mismo,o al menos me costaría bastante volver a la calma...
    tremendo relato!
    Un beso grande!

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin