ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

martes, 31 de octubre de 2023

La Sirenita

 

(La Sirenita- Hans Christian Andersen)
 
Elena Vizerskaya aka Kassandra


(Autora: ©Marifelita)
 
Por culpa de mi juventud, inexperiencia e imprudencia así me encuentro ahora. Solo puedo decir que no pude actuar de otro modo, este amor tan apasionado me cegaba. No había otra opción posible y en cambio hoy, veo con claridad la infinidad de posibilidades que se abrían en mi camino. De haber escuchado a los más sabios, a los que me quieren, a los que siempre velan por mí y piensan en mi felicidad, a los míos, no estaría ahora entre dos aguas.
 
Mi enamoramiento juvenil no me dejaba ver que quizá él no era el más apropiado para mí. Viniendo de mundos tan distintos, me atrevería a decir que opuestos ¿por qué tendría que renunciar a todo lo que soy, a mi propia voz, por estar con él y obtener un alma inmortal? ¿Qué es lo que me hizo pensar que yo era única para él y que nuestro amor sería para siempre y no solo algo pasajero? Él encontró a la mujer con la que deseaba compartir su vida para siempre, y yo ya no existía para él.
 
Mi corazón no quiso creerle y mi mente intentó por todos los medios convencerse que nuestra historia no podía acabar así. Me colé a bordo del buque nupcial en el que se celebraría la ceremonia en unas horas, para hacerle una propuesta que no podría rechazar. Le ofrecía que bebiera de la misma pócima que convirtió mi aleta en piernas, yo revertiría mi hechizo y él podría convertirse en uno de los míos y así compartir una larguísima vida juntos bajo el mar. Pero mi propuesta no fue tan tentadora como la corta pero próspera y sencilla vida que le ofrecía su provechoso matrimonio con la princesa del país vecino.
 
No sé si fue el propio Poseidón que, despechado por rechazar aquella increíble proposición, nos envió aquella misma noche, durante la celebración del banquete en alta mar, una enorme tempestad. Nos arrojó a todos los que íbamos a bordo con gran violencia a este océano oscuro y embravecido. Qué letal puede ser cuando una no dispone de sus aletas y su capacidad para respirar en él.
 
Ahora me encuentro a la deriva, a merced de los elementos, ya que no parece haber ningún superviviente al naufragio ni tampoco ninguna otra embarcación en kilómetros que me pueda socorrer. Siento que el mar ya no es mi sitio, es un entorno hostil para mí y definitivamente me ha abandonado. Y sobre mi cabeza, este azul y lejano cielo que me vigila y me espera con la promesa de un alma inmortal, pero al mismo tiempo me envía estas aves salvajes que no tardarían ni un minuto en despedazarme en el momento que me venzan las fuerzas y pierda el conocimiento.
 
También me esperan impacientes estos tiburones ansiosos y hambrientos, los mismos con los que antes danzaba en las profundidades del mar. Ahora no dudarían en arrancarme estas odiosas y largas piernas, que fueron tan deseadas por mí antes, si asomaran por el borde de mi improvisada embarcación.
 
Sin duda yo ya no pertenezco a ningún lugar, ni nada me pertenece. Por lo que la única salida que me queda es buscar mi propio sitio. Toda la eternidad está esperándome en ese cielo azul e infinito, pero aún tengo mucho que aprender, descubrir y vivir en esta tierra que, aunque totalmente desconocida para mí, no dudo me deparará grandes sorpresas. El mar, en su inmensidad me ha perdonado la vida y me ha regalado una segunda oportunidad, no la pienso desaprovechar.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Finalesalternativos”)
 


1 comentario:

  1. No vi ni leí este libro , pero tu cuento me ha gustado , y siempre que ella sea feliz que mejor final . Un beso.

    ResponderEliminar

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin