(Autora:
©Zoraida)
Entrego mi corazón en
cada acto que te cuida y te nutre. En cada beso que te regalo, en cada poema
que brota de mis sentidos, en cada sonrisa que tu presencia despliega en mis
labios, en cada temblor de mi cuerpo al unirse con el tuyo, en cada pastel que
horneo para endulzar tus días, en cada palabra con que hago germinar ideas en
tu mente... te doy mi corazón.
Te lo doy sin
condiciones. Sí, puede darse una a sí misma sin condiciones. Y quiero hacerlo.
Plena. Libremente.
Pero no creas que en
mí queda el vacío de lo que te di; porque yo te lo doy, tú no te llevas nada.
Un corazón pequeñito -frágil como el cristal, portador de la luz más poderosa
que existe- se aferra a mi pecho.
Siempre me queda el
calor de ese corazoncito inextinguible; un fulgor rojizo que se expande y me
hace arder de nuevo, que recrea poco a poco un corazón gigante, más generoso y
fuerte y amoroso que antes.
Nunca hay hueco ni
frío. Nunca dejan de latir los sueños. Nunca me pierdo de mí. Nunca.
Cuanto más te doy, más
tengo para darme.
(Texto perteneciente a
la propuesta de Variétés: “Subliminal”)
Bellísimo!
ResponderEliminarGenial como lo has resuelto!
Un abrazo
Qué importante es esa frase que nos dejas. "tú no te lo llevas, yo te lo doy" su significado es realmente bueno. Un besote.
ResponderEliminarQué belleza. Cuánto más te doy más tengo que darte. Me encantó. Un abrazo
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