(Autor: ©Arturo Martínez Molina)
Ricardo paseaba por el paseo al borde de la playa, veía a
ingenuos que pegaban el oído a las conchas creyendo poder escuchar el sonido
del mar allí atrapado.
«No para de sorprenderme el nivel de ignorancia de algunos.
¿De verdad esperan oír el mar en las que depositan las olas?», pensó mientras
los observaba.
Poco después, paso al lado de un cartel de una mujer con una
concha pegada al oído. Se trataba del causante de esa confusión, un nuevo
anuncio de una colonia.
FIN
(Texto perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Subliminal”)
Jeje..excelente!
ResponderEliminarUn saludo
Hay personas que no tienen muy desarrollada la sensibilidad. Un corto muy sugerente. Un saludo.
ResponderEliminarCon lo que me gustaba oír el mar cuando era un niña a través de las caracolas. Saludos
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