ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

jueves, 2 de junio de 2022

Pesadilla

 

UN RETO: UNA IMAGEN
 
(Autora: ©Campirela)
 
La pesadilla era siempre la misma, un pasillo largo con paredes pintadas de color azul y grandes ventanales, allí me veía mirando hacia atrás sintiendo el miedo dentro de mi cuerpo.

El olor era nauseabundo, el silencio tétrico y mi respiración era desenfrenada, hasta tal punto que cuando despertaba estaba bañada en sudor, el olor de mi pesadilla lo tenía incrustado en mi piel.

Me levanté como todos los días, me fui a la ducha y me enjaboné más de lo normal, era algo raro ¿por qué el olor persistía?

Esta pregunta mi psicoanalista no supo contestar, tal vez estemos en un túnel sin salida. Llevaba más de seis meses con ella y lo único que hacía era tomar notas y decirme que volviera la semana siguiente, estaba un poco harta de tanta terapia sin resultados, las pastillas para dormir no eran efectivas, pues mis desvelos los seguía manteniendo tal vez no tanto, pero no lograba dormir más de cuatro horas seguidas.

Aquella tarde, en la consulta mi doctora me propuso someterme a una sesión de hipnosis, me estuvo comentando que la terapia no estaba dando resultado y tal vez con esta nueva técnica podríamos llegar más lejos, ver cuál era la causa de ello.

Antes de decirle un sí, quería consultarlo con mi pareja, a ver qué opinión tenía, aunque sabría lo que me diría, eres tú quien debes decidir.

Quedamos a cenar y pensé que en el postre le comunicaría la propuesta de mi doctora, tal vez quisiera acompañarme o al menos necesitaba su opinión para ir más segura a la prueba de la hipnosis.

Sus palabras no fueron de mucha ayuda, pues no era partidario de tales técnicas, más bien no le gustó nada la idea.

—Creo que es una tontería que te sometas a más castigo, lo único que puedes hacer es abrir una puerta al infierno.

Aquella frase me cayó como un jarro de agua helada, ¿qué sabía él de la hipnosis, y el porqué de esas palabras?

Cuando le dije que me explicara, cambió de tema, pidió otra botella de vino de marca y me dijo, haz lo que quieras, yo no te acompañaré.

Esa noche la pesadilla duró más de la cuenta y casi no puede despertar, esta vez no solo fue el olor, sino que alguien estaba detrás, no eran sombras, lo juro, algo estuvo a punto de alcanzarme, desperté justo en ese instante donde una mano huesuda iba a posarse sobre mi hombro.

La semana fue infernal, únicamente eran las pesadillas, no sé qué pasó, pero desde la cena con Elías no volví a tener noticias de él, su teléfono estaba apagado y por más mensajes que le dejé no obtuve contestación.

Después de cuatro días sin saber de él y preguntar entre los amigos, nadie me daba señales de él, llamé a su trabajo y allí me dijeron que hacía cinco días que no sabían nada de él, mis nervios explotaron, algo estaba pasando y había que dar parte a la policía de su desaparición.

Al llegar a mi apartamento revisé el contestador, no había nada, tomé una ducha, mi cabeza era una batidora de ideas, me preguntaba qué podía estar pasando, a mi mente me vino la frase que me dijo en la cena, “que era mejor no abrir la puerta del infierno".

No cené, mi estómago estaba cerrado, me llevé un vaso de leche a la cama y me tomé las pastillas para dormir, hoy necesitaba descansar, esperaba que al menos me hicieran efecto, aunque tan solo fueran cuatro horas seguidas.

Noté como los ojos se cerraban y entre sueños soñé con Elías, corría tras de mí, como queriéndome decir algo, ahí entré en un sueño profundo y desapareció de mi mente...

—Corre, corre, no gires la cabeza, solamente corre, sal de este túnel.
Su voz me hizo girar y fue un shock ver como él estaba tras de mí con su cuerpo descuartizado gritando para que saliera de aquel camino infernal, mis piernas no paraban de correr y cada vez estaba más lejos de la claridad, únicamente veía oscuridad y su voz cada vez más apagada, diciendo corre, corre, tú puedes salvarte.
 
(Relato perteneciente a la propuesta trimestral de “Variétés)



2 comentarios:

  1. Gracias Ginebra, a ver si cada mes puedo colaborar con un reto y una imagen ..muchos besotes!

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  2. Brutal. Esa pesadilla era pemonitoria, seguramente. Bien descrito.

    Por ele mejor piscoanálisis, la propia memoria. Un abrazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin