(Autroa: ©Cecy)
El dolor que
experimenté mientras se desplegaban las alas, me hizo ir y volver del cielo
varias veces ese día y los que vendrían después.
Desde muy pequeña,
soñaba con ser grande, y sobre todo sabía muy bien como quería que fuera mi
futuro, además de independiente. Nadie debía señalar qué y cómo hacer las cosas.
De todos modos, jamás olvide las palabras de mis abuelas y mi madre. En cada
decisión me preguntaba que habrían hecho ellas, o que me hubieran aconsejado,
mi independencia tenía el costo de mi propia experiencia.
Nací con el don de la
música, mi instrumento debía ser obsesivamente cuidado las veinticuatro horas
del día, todos los días del año, si quería triunfar. Además de estudiar en el
conservatorio de música. Brotaba desde mis entrañas una pasión incontenible
cuando de cantar se trataba.
Interpreté en todos
los escenarios del mundo las obras más aplaudidas de las óperas más famosas: “La
Traviata de Aida de Verdi; La Flauta Mágica de Mozart; Madama Butterfly de
Puccini; El Barbero de Sevilla de Rossini” y muchas más.
Amé profundamente, me divertí,
tuve el mundo a mis pies. También llore con cada amor que se despedía, todos me
querían bajo el escenario cargando una vida con niños, jardines y una hermosa
casa llena de flores y sirvientes. Nada mal para quienes desean formar una familia,
no estaba entre mis deseos, ser esposa y madre.
Tengo una hermosa
familia de hermanos y hermanas que poblaron mi vida de sobrinos y sobrinas. Venían
cada año en las fiestas, y disfrutaba unos días con todos ellos, junto al mar
en un retiro aislado de todo y todos, para mi descanso. Donde vivo hoy, ya
retirada de la vida pública pero jamás de la privada.
Agradezco
infinitamente esas alas que a medida que se desplegaban, y a pesar del dolor
del sacrificio, todos lo que desee, se cumplió, porque cuanto más trabajaba, más
deseos se cumplían. Tengo una vejez poblada de recuerdos, una casa al lado del
mar donde corretean los hijos de los hijos de la descendencia familiar. Y puedo
oler las flores que cultivo cada día, y mientras cierro los ojos, concluyo que
he vivido como he querido.
Y mi deseo en estas
fiestas de diciembre para todos los seres queridos que pueblan mi cariño, es
simplemente que la vida les de mucha salud para ir por sus sueños cualquiera
que deseen. Porque todo lo construido con amor y dedicación, forja un camino
poblado de trabajo y responsabilidad con uno mismo, en el cual se cosecha una
felicidad, para compartir con aquellos que elegimos desde el corazón...
♥Feliz
Navidad y Próspero Año Nuevo ♥
No hay mayor gratificación que dar felicidad a nuestros seres queridos, en este proyecto esa es su misiva.
ResponderEliminarUn besazo Cecy me gustó un montón.
🙋✨🤗
Una maravilla tu relato! Conmovedor y a la vez ejemplo de fuerza y talento.
ResponderEliminarPrecioso.
Un abrazo!
Hola Ginebra, creo que tú deseo es el deseo que todos anhelamos, ojalá se cumpla. Un texto emotivo y conmovedor que nos lleva a reflexionar. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria. El texto es de Cecy 😊 Y, desde luego, estoy de acuerdo con tu sentir. Su pluma siempre llega y transmite...
Eliminar¡Abrazo grande! 💙