ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

jueves, 30 de noviembre de 2023

La chica gótica


(Autor: ©Chema)

(Rusty McDonald)

 
Halloween era una festividad que iba muy bien con la personalidad de Luna. Era una chica gótica en todos los sentidos: vestía de negro, le gustaban las novelas de misterio del siglo XIX -como ‘el extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde’, que la estaba releyendo de nuevo- y los grupos oscuros de la nueva ola británica: Smiths, Joy Division, the Cure...

La noche del 31 de octubre, Luna volvía de la facultad de Ciencias Matemáticas. Ese día había tenido prácticas, y después se había quedado un rato en la biblioteca estudiando. Al llegar a su pequeño apartamento en Carabanchel, se preparó un puré de calabaza como cena. Había comprado dos calabazas en la frutería, y la otra cumplía su función decorativa de Halloween.

Tras cenar, se sentó en el sofá del salón a ver un rato la tele. Iba a descalzarse, y justo cuando empezaba a desatarse el cordón de su bota derecha, se fue la luz. Se levantó a mirar el cuadro eléctrico y todo estaba correcto, por lo que debía de ser una avería general en todo el edificio. Tan sólo veía la luz de la vela dentro de la calabaza, y los ojos brillantes de su gata negra Samhain.

Luna decidió bajar a la calle a dar una vuelta, ya que no podía hacer otra cosa mejor. El ascensor no funcionaba, así que bajó por las escaleras usando la linterna de su móvil. Fue caminando por la calle General Ricardos hasta el río Manzanares. Por el camino veía a chicos y chicas con originales disfraces, tal vez al año siguiente ella se animaría también.

Esa noche había luna llena. Luna vio a su tocaya reflejada en las aguas del Manzanares, y pidió como deseo aprobar entre junio y septiembre todas las asignaturas en las que se había matriculado aquel año. El amor también estaba entre sus deseos, pero consideró que eso ya vendría solo...

Fue caminando despacio hasta su casa. Con luz o sin luz, quería acostarse pronto. Al día siguiente no tenía que madrugar en exceso por ser festivo, pero había hecho muchas cosas y necesitaba descansar.
Al aproximarse a su edificio, vio luz a través de algunas ventanas. Felizmente, habían reparado la avería y ya no estaban a oscuras. Al entrar en su casa, la tele estaba puesta, ya que la había encendido justo antes del apagón. En ese momento estaban emitiendo un programa sobre el verdadero origen y significado de la festividad de Halloween.

Luna se quitó las botas y los calcetines, como se disponía a hacer antes de quedarse a oscuras. De repente notó que algo le hacía cosquillas en las plantas de los pies... era su gata.

“Samhain, mañana me vas a hacer compañía mientras estudio cálculo infinitesimal”, dijo rascándole el lomo. “Te dejaré que te tumbes sobre los apuntes de álgebra lineal, que no los usaré”.

©Chema

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Samhain”)

2 comentarios:

  1. Cuando miramos a través de la ventana podemos ver cosas curiosas.
    Bien, por Luna, se quedaría mucho más relajada.
    Un besote.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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