La noche del 31 de octubre, Luna volvía de la facultad de
Ciencias Matemáticas. Ese día había tenido prácticas, y después se había quedado
un rato en la biblioteca estudiando. Al llegar a su pequeño apartamento en
Carabanchel, se preparó un puré de calabaza como cena. Había comprado dos
calabazas en la frutería, y la otra cumplía su función decorativa de Halloween.
Tras cenar, se sentó en el sofá del salón a ver un rato la
tele. Iba a descalzarse, y justo cuando empezaba a desatarse el cordón de su
bota derecha, se fue la luz. Se levantó a mirar el cuadro eléctrico y todo
estaba correcto, por lo que debía de ser una avería general en todo el
edificio. Tan sólo veía la luz de la vela dentro de la calabaza, y los ojos
brillantes de su gata negra Samhain.
Luna decidió bajar a la calle a dar una vuelta, ya que no podía
hacer otra cosa mejor. El ascensor no funcionaba, así que bajó por las escaleras
usando la linterna de su móvil. Fue caminando por la calle General Ricardos
hasta el río Manzanares. Por el camino veía a chicos y chicas con originales
disfraces, tal vez al año siguiente ella se animaría también.
Esa noche había luna llena. Luna vio a su tocaya reflejada en
las aguas del Manzanares, y pidió como deseo aprobar entre junio y septiembre
todas las asignaturas en las que se había matriculado aquel año. El amor
también estaba entre sus deseos, pero consideró que eso ya vendría solo...
Fue caminando despacio hasta su casa. Con luz o sin luz, quería
acostarse pronto. Al día siguiente no tenía que madrugar en exceso por ser
festivo, pero había hecho muchas cosas y necesitaba descansar.
Al aproximarse a su edificio, vio luz a través de algunas
ventanas. Felizmente, habían reparado la avería y ya no estaban a oscuras. Al
entrar en su casa, la tele estaba puesta, ya que la había encendido justo antes
del apagón. En ese momento estaban emitiendo un programa sobre el verdadero
origen y significado de la festividad de Halloween.
Luna se quitó las botas y los calcetines, como se disponía a
hacer antes de quedarse a oscuras. De repente notó que algo le hacía cosquillas
en las plantas de los pies... era su gata.
“Samhain, mañana me vas a hacer compañía mientras estudio
cálculo infinitesimal”, dijo rascándole el lomo. “Te dejaré que te tumbes sobre
los apuntes de álgebra lineal, que no los usaré”.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Samhain”)
Cuando miramos a través de la ventana podemos ver cosas curiosas.
ResponderEliminarBien, por Luna, se quedaría mucho más relajada.
Un besote.
Me encantó el relato!
ResponderEliminarUn saludo!