UN RETO: UNA IMAGEN
(Autora: ©Marifelita)
Yo era Fuego, temido por todos y al mismo tiempo venerado.
Desde mi nacimiento con la primera chispa, he traído calor a vuestros hogares
en las crudas noches de invierno y calentado vuestros brebajes y alimentos.
Proporcionado una valiosa herramienta para doblegar los materiales y adaptarlos
a vuestras necesidades, forjado armas para defenderos de las criaturas salvajes
que os amenazan y trayendo luz en la oscuridad de la noche. ¿Y cómo me lo
agradecéis? Esas armas se convierten en ofensivas para someter al prójimo, que
llamáis enemigo. Utilizándome sin control, olvidando mi poder y de lo que soy
capaz de hacer cuando estoy descontrolado. ¿Os acordáis del infierno en el que
mi ira puede desembocar? ¿Ya no me respetáis? ¿Acaso ya no me teméis?
Yo era Tierra, suelo firme donde asentar vuestros hogares,
cultivar vuestros alimentos y cuidar de vuestro ganado. Siempre me habíais
tratado con respeto, y yo agradecida os proveía de buenas cosechas y os
obsequiaba con jugosos frutos. Me he puesto siempre en vuestras manos, y
vosotros me habéis moldeado como el artesano que convierte barro en una vasija.
Habéis abusado de mí hasta tal punto que me miro y no me reconozco. Ahora que
soy yo la que os pide ayuda ¿No pensáis venir a rescatarme? ¿Es que ya no me
necesitáis? ¿Qué ha sido de mí, aquella fértil, poderosa, capaz de alimentar a
toda la humanidad? Ahora me siento cansada, explotada, desfigurada. Ya no tengo
fuerzas para seguir adelante, no así. Soy vieja y no hay vuelta atrás. Pero yo
encontraría la manera de perdonaros si reflexionáis y frenáis esta locura.
Yo era Madera, materia viva. A través de los árboles de los
que procedo recibís oxígeno para vuestros pulmones. Os he acompañado desde vuestro
primer aliento, pero ¿estaré cuando os llegue el último? Conmigo habéis
construido vuestros hogares para protegeros del frio y de los peligros que os
acechan. Ingeniosas herramientas y melodiosos instrumentos de los que emana
toda vuestra sensibilidad en forma de música. También naves con las que habéis
ampliado nuevos horizontes y conquistado tierras lejanas. El mundo animal al
que vosotros pertenecéis, aunque a veces lo olvidáis, vive en mí con equilibrio
y respeto desde el principio de los tiempos. ¿Vosotros no podéis seguir sus
pasos? ¿Acaso sois mejores que el resto? Dependéis de mí incluso más que
cualquier otra criatura, ¿es que vuestro orgullo y falsa superioridad no os
deja verlo?
Yo era Metal, símbolo de poder. Repartido por todo el universo
en forma de pequeñas pepitas de energía, fuerza y belleza. Tenerme significa
progreso, cambio, evolución. Siempre he sido el motor de vuestras vidas y base
de vuestro bienestar, pero también la causa de vuestras desavenencias. He hecho
felices y ricos a los más ambiciosos, pero miserables a los más débiles y
desvalidos. Y después de todo este tiempo de lucha entre vosotros para
poseerme, ¿aun creéis que soy infinito? ¿Qué estaré siempre para enriqueceros y
abasteceros? Vuestra ambición no tiene límites, y no os deja ver que todo lo
que dais por sentado hoy, mañana puede desaparecer en un instante. ¿Seréis
capaces de verlo algún día? ¿Os daréis cuenta antes de que todo aquello que
precisáis y robáis incansablemente, se agote sin más? Confío en que la misma inteligencia
que habéis invertido en moldearme y obtener de mí hasta la última molécula
útil, sepáis dirigirla a una inminente y necesaria rectificación. Vuestros
constantes abusos me ofenden.
Yo era Agua, fuente de vida. En mí os sumergís y purificáis
vuestros cuerpos y almas. Riego vuestros campos y os proveo de abundantes pescas
en cualquier océano, mar o río donde busquéis. Una pequeña parte de mí está
dentro de cada uno de vosotros. ¿Es que ya no lo recordáis? Me he convertido en
una inmensa masa de escombros. Habéis pervertido mi pura esencia. Escaseo en
muchos lugares, y en otros ya no soy bienvenida, ya que me presento con toda mi
fuerza y a destiempo, pero no es mi culpa, no me puedo controlar. ¿Quizá
olvidasteis mi caprichosa naturaleza? ¿Es que creéis que podéis elegir cuándo,
dónde y cómo invocarme? Mi fuerza puede convertir mares en calma en horribles
tempestades, arrancar hogares de sus cimientos y engullir todo a mi paso.
Empiezo a estar enferma, en muchos rincones del mundo ya totalmente contaminada.
Vuestra inacción hará desaparecer mi pureza lentamente ante vuestros ojos. ¿Es
que no pensáis curarme?
Yo era Aire, oxígeno para vuestros pulmones. Os he acompañado
desde el primer aliento y también estaré hasta que os llegue el último. Con mi
impulso he ayudado a que las aves migren, a que las semillas prendan en su
lugar, a que naves desplieguen sus velas y conquisten nuevos horizontes. Pero
mi fuerza también puede mover dunas en el desierto, convertir aguas calmadas en
horribles tempestades, volver loca hasta la más cuerda de las criaturas,
arrancar hogares de sus cimientos y convertir una inocente combinación química
en toda una reacción explosiva. Habéis pervertido mi pura esencia. ¿Quizá
olvidasteis mi caprichosa naturaleza? ¿Creéis que podéis elegir cuándo, dónde y
cómo invocarme? Yo no tengo amo y de nadie necesito. Si no soy bienvenido puedo
marcharme y vagar por el inmenso universo. ¿Podréis decir vosotros lo mismo?
¿Sobreviviréis a mi ausencia?
(Relato perteneciente a la propuesta trimestral de
“Variétés”)
Por los Dioses, que bien vigilan agua, tierra y fuego. Y aire, claro :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Sin ellos no somos nadie! Hay que cuidarlos! Un beso!
EliminarComo dices, la falta de respeto por la naturaleza no solo la daña a ella, también a nosotros pues estamos conectados y su desgracia es la nuestra.
ResponderEliminarOjalá podamos cambiar el rumbo de nuestros pasos, darnos cuenta de que nuestra arrogancia es una pesadilla para toda la vida en este planeta.
Besos!!
Efectivamente, el día que nos demos cuenta que dañándola a ella, nos ahorcamos nosotros, quizá empiece a cambiar alguna cosa! Pero podría ser ya demasiado tarde! Confiemos que aun nos quede margen para rectificar! Un beso!
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