ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

miércoles, 31 de enero de 2024

Un nuevo mundo


(Autora: ©Cecy)

(Chie Yoshii)


Corrí hasta el escondite con mi gato atigrado, quien siempre me supo conducir. Caminamos toda la noche y todo el día por esos túneles estrechos, con poco oxígeno y agua. Es uno de los entrenamientos que debíamos hacer rigorosamente una vez al mes.
 
Desde muy pequeña me enseñaron varias disciplinas, mi preferida siempre fue el arco y la flecha, además de las que nos ayudaría a proteger nuestra tierra, las ciencias: matemáticas, botánica, geografía, pero sobre todo historia. Conocer nuestro pasado, ayuda a tener una excelente atención al presente y desarrollar alertas para el futuro. Aunque no pensemos en él, nuestro presente está situado en instruir sobre nuestro pasado.
 
Tenemos grandes bibliotecas en cualquier parte del mundo, para que todos estudiemos la historia de la humanidad, de nuestros antepasados, tenemos variedad de idiomas, pero hay uno que es
universal, que nace y eso también lo aprendes de los demás, es el amor y empatía.
 
Aprendimos de nuestra propia historia, y tenemos presente que debemos trasmitir, enseñar a los que vienen, que hubo un mundo que se fue deteriorando cuando la ambición desmedida, la envidia y la ira, se hicieron muy amigas del egoísmo y el individualismo. Así aparecieron humanos con síntomas severos, que les provocó la enfermedad del poder, la más peligrosa. Hicieron de sus reinados a costas del malestar de los otros en favor de su poderío. Esta enfermedad se propagó por todo el mundo, hasta que fueron un grupo muy pequeño donde se concentraba toda la riqueza. Mientras la humanidad empezó a padecer hambre, guerras, pandemias, la gente moría hasta de tristeza.
 
De a poco se fueron quedando solos, y se convirtieron en monstruos. En verdad siempre lo fueron, pero con el tiempo se les hizo piel. Su soberbia era tan grande, como sus ansias de poder, jamás pudieron ver más allá de sus ombligos, se quedaron solos y al acecho. Los humanos lograron organizarse, de a poco, escondiéndose, creando túneles donde poder subsistir. Salían por las noches cuando los monstruos dormían, para buscar alimento, pasaron año tras año, construyendo un nuevo mundo, enseñando a los herederos, todo lo necesario para subsistir.
 
Este mundo nuevo, no necesita de riquezas, solo lugares naturales, bellos, como Dios los ha creado, para que nosotros lo cuidemos, nos creó un paraíso que no necesitaba nada más que nuestro amor. Nuestro nuevo mundo lo defenderé a arco y flecha por todos los que nos precedieron junto a mi gato atigrado...
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un nuevo mundo”)

3 comentarios:

  1. Un hermoso texto casi futurista... donde todo podría ser posible.
    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo que damos tanta importancia a lo material, que se nos olvida lo realmente importante. Lo natural. La tierra que pisamos. Un besote Cecy.

    ResponderEliminar
  3. Cuando lo leí la primera vez me pareció una belleza y sin dudarlo es un mundo que te hace pensar. Me encantó. Un abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin