ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

jueves, 30 de noviembre de 2023

Samhain

(Joseph Tomanek)

(Autora: ©Campirela)

(Rusty McDonald)

Era final de octubre, el final de las cosechas, allí me encontraba para pasar esos días con mi familia para celebrar la gran fiesta a la que llamaban Samhain, que significa “final del verano”.
Era el momento del año donde todos los de la comarca guardaban sus provisiones para el invierno y sacrificaban animales. A partir de entonces, los días comenzaban a ser más cortos y las noches más largas.
Los lugareños creían que en esta noche de Samhain, los espíritus de los muertos volvían a visitar el mundo de los mortales.
Encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus. Era la fiesta nocturna de bienvenida al Año Nuevo.
Todo ello lo vivía de una manera casi misteriosa, pues desde muy pequeña el ver esas grandes hogueras me daban miedo, en sus llamas veía imágenes de brujas semidesnudas volando alrededor de la hoguera.
Recuerdo ver a los más mayores danzar como si estuvieran poseídos, entre risas y llantos pasaba esa noche, hasta llegar el alba, entonces podría decirse que la reina de las brujas, subida en su escoba con su traje negro, casi semidesnuda, giraba sobre la hoguera, repitiendo frases que no entendía, mientras los demás formaban un círculo, agarrados de las manos, giraban como sonámbulos con cánticos entre susurros.
Una vez terminaban la hoguera seguía encendida y las velas alrededor pareciera que velaban las llamas.
Según me contó más tarde mi abuela, la luz servía para ayudar a las almas de los muertos a encontrar del descanso junto al dios Sol.
 
La tarde se aleja
el cielo está gris
la noche sin luna
Las llamas arden
te lloro en silencio otra vez
Me asfixia esta pena
no puedo vivir sin ti
La hoguera me habla de ti
primero me asusto, después escucho
escribo tu nombre
Por qué te extraño
desde aquel noviembre
Desde hace tantos años.
Aprendí a quererte
después de marcharte
supe entonces, que cada hoja
En el suelo, era una lágrima tuya.
Desde entonces cada noviembre
hago mi ritual
enciendo una vela
escribo de nuevo tu nombre
en mi piel
le pido a la luna
que cada noche antes
de partir, deje
tan solo su brillo
Una y otra vez.
Noviembre, te siento
como cada año
me dejo morir entre
tus hojas caídas
por ese amor
Que se fue muy lejos de mí.
 

(Relato y poema pertenecientes a la propuesta
de Variétés: “Samhain”)

4 comentarios:

  1. Gracias, Ginebra, es algo que no me canso de decirte. Un trillón de besotes.

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    1. Gracias siempre a ti por tu bonita y valiosa compañía, preciosa 😊
      Miles de Bsoss y cariños 😘😘💙

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  2. Ya te había leído preciosísima Campi, y como siempre no puedo más que quitarme el sombrero ante tu prodigiosa y fértil palabra!
    Beso enorme

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  3. Un ritual lleno de símbolos que cada año nos disponemos a realizar... Hasta lograr hacer una leyenda mística. Un conjunto precioso, mi niña. Un lujo leerte, siempre.

    Mil besitos con todo mi cariño y feliz diciembre ❤️💫

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin