(Autor: ©Gustab)
"Arriba, en la penumbra, desnuda
y esplendente, la hermosa hija de Octavio contempla atentamente la lucha,
conteniendo de su lujuria el grito."
Salvador Gonzalez Anaya.
Como un
caracol, bajo por su cuello,
deslizándome
hacia sus senos,
por su
vertiginosa cintura,
me arrastro
babeando
al pubis
floreciente.
Tan lento,
que el pezón se endurece
como despacio beso.
Me pides que
te dé tristeza,
pero sólo
soy caracol alegre,
reptando
entre los senos,
quemando la
piel.
Me pides que
te dé saliva,
cuando la
tienes toda dentro,
bullendo
acorazada
serpenteando
de baba
en muerte
súbita.
(Poema
perteneciente a la propuesta de
Variétés:
“Collage”)
Y más sensualidad, nos llenas de ella por los cuatro costados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy sencual. Pero el placer que dice querer ella no es dolor, es ese casi morir en el orgasmo, como un volcán en erupción que todo lo llena.
ResponderEliminarUn buen poema erótico. Un abrazo a ambos