(Autor: ©Gustab)
(Brooke
Shaden/ Laura Makabresku)
"Vos sois la culpa, vos la causadora
De este deliquio y amoroso exceso:
tanto vuestra hermosura me enamora."...
Lope de Vega
Su cuerpo desnudo baila en mi mente...
La veo caminar por el corredor desnuda, sin pudor ni culpa.
Luce como reina pero es princesa. Tras las gazas de su camisón, brotan con el
frío sus carnosos pezones de grandes auras, colgando como pequeñas rocas apuntando al abismo.
En el vaivén, beso de lejos sus nalgas húmedas por el calor;
mi lucha interna por el deseo es, entender que el sexo visto como un pecado
deja de ser lucha convirtiendo gloria en vida.
A pesar de ser hechos a imagen y semejanza, nos libera de las viejas
escrituras que nos hacen creer, que las escribió el mismo yo; Que en ver y sentir su cuerpo sin máscaras y sin
culpas, nos libera a los dos. No hay pudor, no hay culpa.
Mis dedos la alcanzan batiendo su humedad, escurriéndose
entre sus piernas, y en ese instante, voltea para girar sus senos esculpiendo
sus pechos en los míos... Sus frutos secos están oscuros, pero erguidos,
invitando a mis dedos a complacerla y liberarla de la culpa de sentir deseo,
excitación, mientras su entrepierna muestra el brillo mojado de lo más íntimo.
La miel mágica mostrando mi destino; La mía, recién empieza a
asomar, y caigo por la lujuria, mientras ella se deja sentir y conocer, se
permite un escondido intento de volver
como mujer y disfrutar de su naturaleza, para liberar lo que lleva
apretado entre sus muslos, como gelatina fresca, soltando el jugo que alguna
vez la condenó a este sanatorio. Busqué incansablemente entender el porqué de
mi obsesión, pero la próxima pastilla me hará olvidar y volveré a liberar el
licor de la culpa, que alguna vez de un cáliz robé.
Mientras, la capilla del sanatorio estaba cerrada... quizás
fue hoy, donde en mi dialogo con Dios me habló de lo que no debía sentirme
culpable y del porqué otros lo había convertido en pecado, entre las sagradas
letras de un libro de arena que al roce del mar, se deshace entre nuestros
dedos de mal vivir, para los que nos miran de afuera.
En el hospital está prohibido tocar a otra paciente... sobre
todo a una mujer, pero el pasillo está en solsticio de verano o algo así y
dibuja sus pezones más allá de la tela que los cubren, y de reojo, piden que
los toque, para liberarla de sus culpas.
Mis manos son las de un escultor, que la modela con mis
dedos, despertando ese color arena y el viscoso consentimiento entre sus
piernas...
Bebí de él sin morder el fruto del que Dios me había hablado
en un frío día de julio 25 de 1810. Según el calendario colgado en el viejo
confesionario, que tantos secretos olvido por el bien de los feligreses
enfermos y en favor del amor libre del deseo, aunque sigue rasgando la tela
grande de donde ella se sujeta, para lo que debían ellos y ellas hacernos
olvidar.
*
LIBERACIÓN
"Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todo..."
Pablo.
Siento que los músculos de su sexo se abren y cierran en un temblor, unas veces
enérgicamente y otras con suavidad. Algunas veces esto, ha sido tan intenso
que, he sentido breves calambres en su interior.
En ese momento de grandes temblores, todos sus músculos se
ponen en tensión, sus piernas vibran sin control quebrando sus caderas. Se
transforma en energía bruta, libre, sin límites, cierra sus ojos se contrae y
revienta todo. Todo el aire libre en la habitación, se torna dulce y pegajoso,
espeso, no hay tiempo ni espacio, todo
es un vacío. Luego el alivio se vuelve espasmo, sacudiendo su cuerpo en el
abismo.
Avanza ligera apretándose entre mis dedos simultáneamente,
donde los gemidos se vuelven clamor, destrozando su cuerpo en mil pedazos.
Frenética se sacude sin descanso, corriente continua y luego
alterna, corcoveando indescriptiblemente, casi insaciable, extremadamente
cálida perdiendo el control de todo... calor, alivio, dolor extasiante cubriéndola
toda... el casi casi de todo, los dedos de Dios enseñando la senda al paraíso...
luego sus ojos cerrados agradeciendo conocerla en la oscuridad de su alma y
liberándola de su cárcel de fuego.
(Relatos pertenecientes a la propuesta de Variétés:
Hay que ver qué poderío tienes para los textos eróticos, cada vez me sorprendes más, todos con esa carga de sensualidad, pero sobre todo la pasión que en ellos pones.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me gustan las citas que te sirven de preámbulo para luego llegar a expresar aquello que realmente quieres y sabes perfectamente conducir por los derroteros de la sensualidad más atrayente..
ResponderEliminarUn abrazo