ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

viernes, 30 de junio de 2023

La dueña del tiempo

 

(Autora: ©Marifelita)

(Vladimir Fedotko)

 
Hoy he robado el reloj de la iglesia, sé que ha sido una travesura. No puedo evitarlo, siempre que veo uno, hay algo dentro de mí que me empuja a hacerlo, es mi principal debilidad. Cuando salgo de ronda, siempre llevo el elegante sombrero de copa del abuelo, que ya sufría la misma obsesión que yo y el collar de la abuela que fue su fiel ayudante en esta misión durante toda su vida. Luego les relevó de su tarea mi madre.
 
Llevo el monóculo mágico que heredé de ella para prever el futuro, y el reloj de bolsillo de papá para calcular el tiempo que le queda a cada uno. Cuando me coloco estos artilugios familiares, me llegan como voces lejanas, susurros de mis antepasados que me dicen lo que está por venir. “Ese caballero que cruza la calle será arrollado por un carruaje mañana por la noche. Aquella dama que pasea por el parque padecerá una grave enfermedad dentro de un año. Aquel muchacho travieso que corretea por el mercado robando piezas de fruta, se verá mezclado en una pelea en el callejón y le costará la vida”.
 
En ocasiones son visiones, una vez las conozco puedo actuar y evitar el desagradable futuro inminente que les espera a las víctimas, advirtiéndoles de su porvenir. En otras la naturaleza es implacable, sigue su curso y no hay nada que yo ni nadie pueda hacer para cambiarlo.
 
Cuando consigo que alguien me crea y cambie su desagradable futuro me siento la más poderosa de las mujeres, como si fuera la dueña del tiempo. Pero cuando ocurre lo inevitable no puedo dejar de pensar en ello durante semanas, lo que me provoca una gran frustración y entonces es cuando salgo a la caza de nuevos relojes para mi colección.
 
Este don es una gran responsabilidad que no es difícil de llevar. Sufro crisis en las que flaquean mis fuerzas y tengo la tentación de pasar este desagradecido trabajo a otro. Me miro al espejo y veo mi tatuaje, el grifo protector, símbolo de mi familia desde hace ya tantos años que se pierde en el tiempo. Me recuerda mi cometido en este mundo y entonces respiro hondo y prosigo mi camino.
 
Ayer por la noche recibí una curiosa visita mientras me disponía a robar el reloj de la estación. Se me acercó una elegante dama con su equipaje y acompañada de una simpática mascota. Se me presentó como Miss Blue y me dijo que venía de un tiempo muy lejano, ya que había conseguido viajar desde una época futura hasta la nuestra.
 
Me quedé observándola fijamente, sin saber si creerme sus palabras. Pensé que quizá intentaba engañarme o incluso tenderme una trampa, cuando vi distintos símbolos en su vestuario, en su sombrero, su cinturón y un colgante, que me recordaban de alguna manera mi insignia familiar. Y fue cuando tuve una intuición y supe quién era. Era una descendiente de mi familia, ella sí que era la verdadera “dueña del tiempo”. Nuestro símbolo del grifo había evolucionado con las generaciones a un dragón alado, sería por eso de poder volar en el tiempo. ¿Qué llevaría en sus maletas? ¿Quizá artilugios para hacer su magia? Algo me decía que pronto iba a descubrirlo.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Tótem”)

3 comentarios:

  1. Muy buen relato, sigo pensando que el tiempo deberíamos tenor la opción de pararlo aunque fuese dos veces en la vida , una es poco.
    Un besote.

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  2. Qué interesante relato, hace que reflexionemos sobre el tiempo, sobre nuestra misión en este mundo... me ha encantado!

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  3. Muy bonito tu relato! No dejemos escapar al tiempo.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin