FlorDeNoche

 

(Autora: ©Auroratris)

(Ilustración- Jana Brike)

 

A veces, echo de menos a la niña que fui. Entonces, me asomo con sigilo al pasado donde todavía me veo jugando en aquél barrio lleno de gatos, rezumando inocencia y pureza. Allí, conocí a mi primer amor y un beso se hizo eco a la sombra de un portal. Aun así, la inocencia seguía formando parte de mi atuendo.

 

Ha pasado el tiempo y estos recuerdos me asaltan mientras recorro la desnudez de Thomas, sobre la cama. Ya no me sonrojo como entonces, ni cierro los ojos, ni miro hacia abajo. Me pregunto si he perdido aquella candidez primigenia y en su lugar solo queda realidad. La mirada de él me ha descubierto en pleno proceso de divagación. Me sonríe en su despertar, y atrayéndome contra su pecho me interroga sobre mis pensamientos. Siempre dice que tengo la cabeza llena de ideas. Agradezco su sutileza. Aspiro el aroma de su piel, olor de cálido hogar, aunque esté a miles de kilómetros de donde una vez fui.

 

Le hablo del repentino recuerdo.

 

Levantándose de un salto de la cama, me obliga a seguirle de manera atropellada por el largo pasillo que desemboca en su cuarto inviolable si él no está dentro. Ambos estamos tan desnudos como la pintura que se revela ante mí. Estudio la imagen, estoy rodeada por sus brazos, y reposando mi espalda en su pecho me susurra una historia. No es difícil comprender el mensaje. Por mucho que desalojemos capas de ropa de nuestro cuerpo, jamás podremos despojarnos de nuestra esencia.

 

Me divierte cuando le ataca la inspiración, como ahora, y tomando sus pinturas dibuja todo tipo de flores a lo largo de mi cuerpo. Me hace formar parte del lenguaje natural. Florecer ante sus ojos como Dama de Noche.

 

©Auroratris

 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Floreciendo”)