ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

viernes, 31 de marzo de 2023

Transformación

 

(Autor: ©Chema)

Image by Josephine Cardin

 
AISLAMIENTO/ TRANSFORMACIÓN
 
María estudiaba ingeniería industrial. Era una chica introvertida y callada, siempre se sentaba en primera fila y no estaba integrada en ninguno de los ‘grupitos’ que se formaban en clase. No tenía una imagen muy ‘cool’: era alta, con el pelo castaño y liso, la piel pálida, y solía llevar sudadera, pantalón de pana color crema y deportivas.
 
Un día se enteró de que los miércoles a las ocho de la tarde había clases de yoga en el gimnasio de la escuela. No dudó en apuntarse, ya que eso la ayudaría a descansar mentalmente y a conocer mejor su propio cuerpo.
 
El primer día, salió del vestuario ataviada para la práctica del yoga: camiseta, pantalón de chándal y calcetines gruesos. Cuando comenzó la clase, la profesora aconsejó quitarse los calcetines. Explicó que tienden a agarrarse a la esterilla, de manera que el pie se desliza dentro del calcetín, lo cual resulta engorroso para algunas posturas. Ella dudó de si quitárselos o no, ya que le daba un poco de vergüenza enseñar sus pies. Pero al final pensó “¡fuera complejos!” y se los quitó.
 
En la esterilla de al lado había un chico que parecía ir por libre como ella, había acudido a aquella clase de yoga sin la compañía de nadie. Cuando les tocaba hacer alguna postura complicada, intercambiaban miradas y sonrisas cómplices.
 
María y Ángel -así se llamaba el chico- pronto hicieron amistad. Siempre se ponían en esterillas contiguas, y al final de la práctica de yoga ‘comentaban la jugada’. Qué complicada es esta postura, casi me duermo en la relajación final... ese tipo de cosas.
 
Y después se iban juntos hasta el metro, para regresar a sus casas. Los dos estaban en 2º curso, y tenían muchas cosas de las que hablar. Pero, entre tanta gente que hay en la escuela, no se habrían conocido si no hubiera sido por el yoga. Cada día ves en el pasillo muchas caras que te pasan desapercibidas...
 
Poco a poco, su amistad se fue transformando en algo más. Al principio estaban en diferentes grupos de clase, pero él se pasó al grupo de ella por tener mejores profesores. En una universidad pública, puedes ir a un grupo diferente de aquél en el que te has matriculado, y nadie te va a decir nada.
 
La tímida María se fue transformando en una chica más segura de sí misma, y Ángel experimentó una evolución similar. En público se contenían un poco a la hora de manifestar su afecto, aunque un pico sí podían darse cuando no miraba nadie. Algún fin de semana quedaron para estudiar juntos, en casa de él o de ella...
 
Llegó el final de curso y el buen tiempo. María había perdido el pudor de enseñar los pies al tener que descalzarse en yoga, así que se animó a llevar sandalias. Cuando estudiaba en la biblioteca, se las quitaba y se ponía con las piernas cruzadas. A veces Adolfo le hacía cosquillas en las plantas y ella le decía “¡bobo!” entre risas.
 
Los resultados de los exámenes fueron muy buenos para ambos. El amor no les descentraba, sino que les motivaba a dar lo mejor de sí mismos. Además de una pareja, eran un ejemplo de simbiosis, de juego win-win en la teoría de Nash, de transformación beneficiosa conjunta.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Humana-Mente”)

3 comentarios:

  1. Qué bonita tu historia!
    Un abrazo.

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  2. Que bien queda reflejado el amor en este texto Chema , vamos tan entusiasmos has estado que le has cambiado el nombre al chico eso sí , ha seguido su inicial ajja. Bromas aparte, estoy contigo el amor no solo nos pone más guapos, sino que nos da esa vida y esa complicidad que es tan bonita de experimentar. Un besazo mi querido amigo.

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  3. Ahhhh, por favor, qué bonita historia, Chema!!! Me ha encantado ☺️ será por el yoga y esa complicidad que se genera con los ocupantes de las otras esterillas. Te felicito 😊

    Mil besitos con mucho cariño, solete ❤️

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin