(Autora: ©Campirela)
Eran las tres de la tarde, en la comisaria solo se encontraba
el detective Alonso, todos los demás habían salido a comer.
Fue cuando una extraña mujer entró con los pies descalzos, el
vestido del revés y el pelo alborotado, en la mejilla me di cuenta de que
llevaba una herida sangrando y el cuello parecía un collar tatuado de perlas
negras, de los hematomas que presentaba.
Salí de detrás de mi máquina de escribir con los informes del
caso terminado del día anterior. No era fácil escribir todo lo que estos ojos
cansados vieron en ese almacén, aunque dicen que uno se acostumbra a todo, no
es cierto, en todos los años que llevo en este oficio siempre hay algo que te
sorprende.
—¿Señora qué le ha pasado? Deje que le ayude a sentarse en la
silla frente a mi mesa.
Me miró con ojos de decir, es que no se da cuenta de la pinta
que traigo.
Cuando la mujer terminó de contarme todo lo acontecido era
como haber estado en una película con efectos especiales, ¿cómo haría el
informe, pensarían que me había vuelto loco? Resumir en dos pliegos dos horas
relatándome los hechos, era tarea casi imposible.
—A ver, señora, ¿me puede explicar qué le ha ocurrido?, antes
por favor beba un poco de agua y tranquilamente exponga lo sucedido.
—Señor policía, verá usted, ayer mi marido vino de viaje,
estuvo en una exposición de juguetes sobre marionetas y cuerdas de saltar. En
nuestro taller se fabrican dichos juguetes, pues he de decirle que es un
negocio familiar y lleva en la familia desde el siglo pasado.
Hasta ahí, no hay nada de novedoso, pero si le digo que mi
marido me trajo una marioneta que bien podría ser pinocho, pues tampoco se ve
extraño, si además me lo entrega con una cuerda de saltar a la comba, se
preguntará usted qué era lo que pretendía mi esposo, pues bien _ si me da un poco más de agua, sigo con mi
martirio _ El muy canalla pretendía que en nuestros actos más íntimos
utilizásemos a la marioneta y las cuerdas para atarme con ellas los tobillos en
el somier de la cama.
Llegados a ese punto, mi mirada se quedó colgada de esta
mujer que llevaba una pinta que parecía que había pasado un camión por encima,
y contando tales cosas ya me estaba yo imaginando qué le hizo esa marioneta con
cara de pinocho.
—Vamos a poner un poco de orden, me quiere decir que una
marioneta y unas cuerdas le han hecho esa herida y esos moratones en el cuello,
porque me está usted dejando a cuadros si es así.
—Pues sí señor agente, mi marido solo quería jugar, hacer que
nuestras relaciones fueran divertidas, pero esta vez el juguete obró por su
cuenta y cuando estábamos en la fase más emocionante pinocho se aceleró tanto
que su nariz se hincó en mi mejilla y al chillar de dolor, la cuerda que
rodeaba en mi cuello se ajustó tanto que por casi me ahogo, menos mal que mi
marido estuvo fino, si no, señor agente no lo cuento.
—Pero entonces ¿usted que quiere, poner una denuncia a su
marido?
—¡No, como cree usted!, lo que quiero poner es una denuncia
al fabricante de la marioneta, no se pueden hacer esas narices que enturbian el
acto en el momento justo del clímax.
—¡Vamos a ver, señora!, usted pretende poner una denuncia al
fabricante de la marioneta, ¿usted sabe bien lo que dice?
—Pues claro que lo sé, con otras marionetas nunca tuvimos
problemas y esta, fíjese cómo me ha puesto.
—¿Le puedo hacer una pregunta?
—Claro
–¿Y su marido, como es que no ha venido con usted?
—Esa es otra, porque el pobre mío sigue enganchado en el
somier, pues las cuerdas las apreté tanto en sus pies que he sido incapaz de
quitárselas y aparte, no se encuentra en buen estado, la marioneta le estaba
causando graves travesuras, me perdone usted, pero es algo demasiado íntimo.
Aquella tarde aprendí que hay juguetes que pueden ser
tremendamente peligrosos.
Este informe lo
guardaré en el cajón, como tantos otros...
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Juguetes”)
Gracias, gracias, un placer participar en EL PROYECTO , todos han estado de órdago . Besotes mil.
ResponderEliminarGracias a ti y a todos, preciosa. Sin vosotros, esto no sería posible.
Eliminar¡Bsoss enormes! 💙
Qué imaginativo, porque acaba con una imagen y una realidad muy ingeniosa.
ResponderEliminarUn abrazo a ambas
Excelente, vaya con los juguetes, el final tiene la guinda, mi aplauso Campirela. Gracias Ginebra.
ResponderEliminarDe ser agobiante la primera imagen hasta la última que ha sido hilarante y con la que me he reído de imaginármelo atado al somier, he pasado ppor todos los estados emocionales : pena , dolor , sorpresa , incredulidad miedo y risa.
ResponderEliminarMuy bien contado, jajajaj
Jajaja aiss Campi aqui estrenando el perfil nuevo, espero este si me deje ya comentaros a todos, como me reí :)
ResponderEliminarNo te creas que a veces la falta de confianza puede pasar, te dejan ahi y de película :P
Besitos y mi cariño de Cora.