ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

martes, 31 de enero de 2023

¡¡Juguetes peligrosos!!

 

(Autora: ©Campirela)

Eran las tres de la tarde, en la comisaria solo se encontraba el detective Alonso, todos los demás habían salido a comer.
Fue cuando una extraña mujer entró con los pies descalzos, el vestido del revés y el pelo alborotado, en la mejilla me di cuenta de que llevaba una herida sangrando y el cuello parecía un collar tatuado de perlas negras, de los hematomas que presentaba.
Salí de detrás de mi máquina de escribir con los informes del caso terminado del día anterior. No era fácil escribir todo lo que estos ojos cansados vieron en ese almacén, aunque dicen que uno se acostumbra a todo, no es cierto, en todos los años que llevo en este oficio siempre hay algo que te sorprende.
—¿Señora qué le ha pasado? Deje que le ayude a sentarse en la silla frente a mi mesa.
Me miró con ojos de decir, es que no se da cuenta de la pinta que traigo.
Cuando la mujer terminó de contarme todo lo acontecido era como haber estado en una película con efectos especiales, ¿cómo haría el informe, pensarían que me había vuelto loco? Resumir en dos pliegos dos horas relatándome los hechos, era tarea casi imposible.
—A ver, señora, ¿me puede explicar qué le ha ocurrido?, antes por favor beba un poco de agua y tranquilamente exponga lo sucedido.
—Señor policía, verá usted, ayer mi marido vino de viaje, estuvo en una exposición de juguetes sobre marionetas y cuerdas de saltar. En nuestro taller se fabrican dichos juguetes, pues he de decirle que es un negocio familiar y lleva en la familia desde el siglo pasado.
Hasta ahí, no hay nada de novedoso, pero si le digo que mi marido me trajo una marioneta que bien podría ser pinocho, pues tampoco se ve extraño, si además me lo entrega con una cuerda de saltar a la comba, se preguntará usted qué era lo que pretendía mi esposo, pues bien  _ si me da un poco más de agua, sigo con mi martirio _ El muy canalla pretendía que en nuestros actos más íntimos utilizásemos a la marioneta y las cuerdas para atarme con ellas los tobillos en el somier de la cama.
Llegados a ese punto, mi mirada se quedó colgada de esta mujer que llevaba una pinta que parecía que había pasado un camión por encima, y contando tales cosas ya me estaba yo imaginando qué le hizo esa marioneta con cara de pinocho.
—Vamos a poner un poco de orden, me quiere decir que una marioneta y unas cuerdas le han hecho esa herida y esos moratones en el cuello, porque me está usted dejando a cuadros si es así.
—Pues sí señor agente, mi marido solo quería jugar, hacer que nuestras relaciones fueran divertidas, pero esta vez el juguete obró por su cuenta y cuando estábamos en la fase más emocionante pinocho se aceleró tanto que su nariz se hincó en mi mejilla y al chillar de dolor, la cuerda que rodeaba en mi cuello se ajustó tanto que por casi me ahogo, menos mal que mi marido estuvo fino, si no, señor agente no lo cuento.
—Pero entonces ¿usted que quiere, poner una denuncia a su marido?
—¡No, como cree usted!, lo que quiero poner es una denuncia al fabricante de la marioneta, no se pueden hacer esas narices que enturbian el acto en el momento justo del clímax.
—¡Vamos a ver, señora!, usted pretende poner una denuncia al fabricante de la marioneta, ¿usted sabe bien lo que dice?
—Pues claro que lo sé, con otras marionetas nunca tuvimos problemas y esta, fíjese cómo me ha puesto.
—¿Le puedo hacer una pregunta?
—Claro
–¿Y su marido, como es que no ha venido con usted?
—Esa es otra, porque el pobre mío sigue enganchado en el somier, pues las cuerdas las apreté tanto en sus pies que he sido incapaz de quitárselas y aparte, no se encuentra en buen estado, la marioneta le estaba causando graves travesuras, me perdone usted, pero es algo demasiado íntimo.
Aquella tarde aprendí que hay juguetes que pueden ser tremendamente peligrosos.
 Este informe lo guardaré en el cajón, como tantos otros...
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Juguetes”)

6 comentarios:

  1. Gracias, gracias, un placer participar en EL PROYECTO , todos han estado de órdago . Besotes mil.

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    1. Gracias a ti y a todos, preciosa. Sin vosotros, esto no sería posible.
      ¡Bsoss enormes! 💙

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  2. Qué imaginativo, porque acaba con una imagen y una realidad muy ingeniosa.

    Un abrazo a ambas

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  3. Excelente, vaya con los juguetes, el final tiene la guinda, mi aplauso Campirela. Gracias Ginebra.

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  4. De ser agobiante la primera imagen hasta la última que ha sido hilarante y con la que me he reído de imaginármelo atado al somier, he pasado ppor todos los estados emocionales : pena , dolor , sorpresa , incredulidad miedo y risa.
    Muy bien contado, jajajaj

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  5. Jajaja aiss Campi aqui estrenando el perfil nuevo, espero este si me deje ya comentaros a todos, como me reí :)

    No te creas que a veces la falta de confianza puede pasar, te dejan ahi y de película :P

    Besitos y mi cariño de Cora.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin