ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 1 de enero de 2023


(Autor: ©Xan Do Río)



El jardín estaba en plena revolución, dalias, gladiolos, rosas y sobre todo amapolas, el colorido saludaba a la primavera y ella respondía con un sol radiante a cielo abierto. Mary ya llevaba dos semanas viviendo en la casa de campo de Luton, donde pasaba las horas entre lecturas, paseos y escribiendo cartas a sus amigas, lejos de la inquisitiva ciudad de Londres, allí se sentía un poco más libre para expresarse.
 
El padre de Mary, Jhon Carpenter, empresario y comerciante, se encontraba la mayor parte del tiempo fuera de Inglaterra, debido a los negocios que realizaba con la importación de porcelana, seda y té desde China. La madre de Mary había muerto hacía cinco años, cuando acudió a Irlanda a cuidar a su padre, que estaba muy enfermo, su marido Jhon aún era un aprendiz sin ingresos en el arte del comercio y la hambruna acabó con sus vidas y con la de la mayoría de irlandeses que no lograron emigrar.
 
En sus paseos por el jardín, Mary, empezaba a familiarizarse con la presencia de dos jardineros chinos, que había traído de oriente su padre en una de sus travesías, eran verdaderos maestros con las tijeras y el laberinto estaba en óptimas condiciones para impresionar a las visitas, su comunicación era más bien escasa, pero admiraba la dedicación, la búsqueda de la perfección y su amor por el trabajo bien hecho. Aquella tarde, reinaba la paz, no estaban sus nuevos amigos orientales en el jardín, algo que le pareció de lo más inusual a Mary, por lo que acudió a buscarlos a su barracón, no parecía haber nadie dentro y estaba cerrado con llave, se acercó a una de las ventanas con sigilo y pudo ver que estaban trabajando en la confección de una especie de monstruo, al principio le dio miedo, luego recordó que coincidía mucho con la descripción que su madre le había hecho cuando era pequeña, en relación a un cuento sobre la creación de Irlanda por parte de unos dragones, sí eso era, parecía un dragón.
 
Esa noche, un jardinero acudió alterado a la casa, le pedía con insistencia a Mary que era necesario que acudiese al jardín, porque había una criatura diabólica, Mary cogió un abrigo y salió corriendo tras el jardinero, al llegar, presenció un espectáculo que nunca antes había presenciado, un espectáculo impresionante, humo de pólvora con fuegos de artificio y un dragón alargado ondulando como si flotase por el aire. Comprendió que era un gran día de fiesta y celebración para ellos y se alegraba de que coincidiese con el día de su cumpleaños.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Mira Bien;¿Qué Ves?”)

1 comentario:

  1. Que linda historia, donde una cultura totalmente diferente hace abrir la mente a una señorita de buen y para más inri justo en su cumpleaños, buen presagio ese colorido dragón.
    Un abrazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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