ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

martes, 31 de enero de 2023

 

(Autor: ©Chema)

Ginebra era un poco determinista, tendía a creer en las señales. Era junio y estaba estudiando para el examen final de física. Era una asignatura muy extensa, y se preguntaba a qué temas debía dedicar más tiempo.
 
Era sábado a media tarde y estaba cansada de estudiar, así que decidió salir a dar una vuelta para despejarse.
 
Al pasar por una tienda de juguetes que había al lado de su casa, vio en el escaparate un caballito de estos que se balancean. Al poco rato, se metió en un parque y vio a unos niños jugando con una peonza. “Las cosas antiguas siempre vuelven”, pensó ella.
 
Después vio a una niña paseando una silleta de juguete, dentro de la cual iba una muñeca Nancy. Entonces Ginebra reflexionó: “La Nancy en realidad es adolescente, pero estará encantada de que la lleven en ese cómodo medio de transporte”.
 
En esto que oyó el timbre de una bicicleta. Era Cora, que se estaba dando una vuelta en su flamante BH roja. Se pararon un rato a charlar y reír.
 
Cuando Ginebra retomó su camino, vio a un adolescente haciendo filigranas con su yoyó, tratando de impresionar a unas amigas que estaban con él. “Igual que cuando en los ochenta la gente estaba loca con los yoyós Russell”, recordó ella.
 
“¡Mira por dónde vas!”, oyó decir. Se dio la vuelta, y era Auroratris con sus patines, riendo al ver el susto que se había llevado su amiga. Decididamente, era el día de los encuentros.
Mientras charlaban, se fijaron en unas niñas saltando a la comba. Se miraron con complicidad, recordando su infancia.
 
Cuando Ginebra regresó a su casa, le sonó el WhatsApp. Era Chema, compañero suyo de clase en la facultad. Le preguntaba: “Oye, Gin, qué crees que nos va a caer en el examen de física?”.
 
Ella empezó a teclear, pero se dio cuenta de que era más rápido mandar un audio. Así que presionó el icono del micrófono y dijo lo siguiente:
 
“Pues mira, Chema, yo creo que en la parte de ejercicios cortos va a caer algo de movimiento oscilatorio, ángulos de rotación, y tensiones en cuerdas. Y el problema largo va a ser sobre rodadura sin deslizamiento, que da mucho juego. Así que estúdiate muy bien todo eso”.
 
“Pero ¿cómo lo sabes con tanta seguridad?”, preguntó Chema. “¡Ni que hubieras hackeado los ordenadores de la cátedra de física!”, dijo añadiendo un emoticono de guiño.
 
“Tú hazme caso. Es sólo intuición femenina...”, respondió enigmáticamente Ginebra.
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Juguetes”)


4 comentarios:

  1. Soy Cora que bonito Chema me ha encantado cada detalle.

    Besos para ambos

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  2. Imaginación al poder, genial chema has ido enlazando cada amiga bloguera y le has dado un juguete , pero el final es sensacional, seguro que el examen salió bordado ajajá. Besotes.

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  3. Chema te felicito por tu originalidad al introducir a las participantes en la historia

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  4. El día que comenté se me pasó que parecía yo. La cuenta me fallaba y tuve que comentar como anónimo. Así que iba nerviosa...

    Mis disculpas Chema ya comenté allí y agradezco ser con nuestras amigas protagonista de tu entrada y así jugar juntos.

    Besitos para ti y Gine.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin