(Autora: ©Fini López Santos)
Fue una huida atrevida, impensable en otro momento, estaba
cansada de tanto sometimiento y desdén.
Echó a andar por la carretera solitaria sin pensar en los
peligros que le acechaban.
Exhausta y muerta de hambre llegó al parque, quería ser ella
misma, libre hasta de ropa.
Desnudó su torso a sabiendas que podría ser llevada presa por
exhibicionismo, pero no le importó y quedó dormida con su libro de cabecera,
aquel que le dejó su abuelo en herencia, que a la vez le dejaron a él.
Era su protector. Cuando la despertó el policía, ni se
inmutó.
Hubo un forcejeo y quedó su pecho al descubierto, el policía
bajo los ojos y le propuso un desayuno amigable, levantó su barbilla como una
heroína y supo que tenía el triunfo en sus manos, (mejor dicho, en su pecho).
Acertó a pasar un fotógrafo callejero y Nicolle le propuso
ser su modelo, juntos lanzarían una campaña de aceptación real.
Su única condición era posar de cintura para arriba desnuda. Fueron
muchas poses, pero el objetivo principal era su pecho.
La gente miraba, unos ponían el grito en el cielo, otros
pasaban como si nada, sólo un niño de la mano de su madre se paró para
saludarla y con voz de admiración le dijo a su mamá: ¿Es hermosa verdad? Aunque
sólo tenga un pecho.
Y ella le regaló su amplia sonrisa.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Descabellado”)
Bien por esa fuerza y seguridad en ella, la belleza no esta en el cuerpo sino en los ojos de quien la mira. Un saludo.
ResponderEliminar