(Autor: ©Daniel)
Mientras desayunaba plácidamente, tomó conciencia del hastío.
La idea tardó un rato en plasmarse. Comenzó comprendiendo que estaba triste y
preguntándose por qué.
Se sentía cansada, desganada.
En esos días en que no tenía ningún apuro, durante el
desayuno, sentía cómo el tiempo fluía más lento. Esos eran los únicos momentos
en que podía explorarse.
Entendió que estaba un poco triste, un poco desilusionada,
algo desmotivada.
Trató de buscar las causas. Probó con su soledad, con sus
miedos, con sus sueños olvidados. No encontró nada realmente grave que
justificara ese tono melancólico que impregnaba su vida. E imaginó.
Imaginó que disfrutaba de su desayuno, amaba el pan con
manteca y ese pan y esa manteca estaban a punto. Imaginó que disfrutaba su té,
y su té estaba estupendo. Imaginó que disfrutaba el resto de su día, y fue más
lejos…
Imaginó que disfrutaba
de los pequeños problemas que le presentaba su vida, que buscaba cada solución
con el mismo goce lúdico con que armaba sus puzles.
Por supuesto, el mundo siguió siendo el mismo. Pero ella no.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Descabellado”)
Muy acorde las letras con el cuadro elegido, enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.