(Autor: ©Gabiliante)
No fue fácil
abandonar el negocio, pero la oferta de traspaso llegó. Llegó por una cuarta
parte de lo que costó montarlo hace cinco años, pero llegó. Algunos del entorno
querían que llegara, otros querían que no, otros la ansiaban, y algunos no
sabían lo que querían. El caso es que llegó, no sé si lo he mencionado antes.
Luego llegó la parte aparentemente
secundaria que era desalojar la sede del negocio. Un amigo de la dueña le
permitió guardar en otro local todo lo que de allí salió, que no fue poco,
tanto de cosas materiales como de inmateriales, la mayoría de estas últimas en
forma de ilusiones perdidas, inacabadas, inalcanzadas, fútiles y derrotadas por
el paso del tiempo.
De las estanterías y de los lugares más
recónditos, fueron saliendo los restos arrinconados de aquellas ilusiones, en
orden inverso al que habían nacido. Y finalmente también salieron ilusiones
traídas como restos de otros negocios, también derrotados, no solo por el
tiempo, algunos con ayudas externas, generalmente personas, por llamarlos de
alguna manera.
Tó pá ná.
Tras múltiples peripecias administrativas,
la ex dueña del negocio se jubiló, pasando así a formar parte de la élite de
los que reciben una pensión por hacer lo contrario de lo que había hecho toda
su vida hasta entonces.
La satisfacción de haberlo luchado es la cicatriz
más férrea de
todas nuestras heridas.
(Relato
perteneciente a la propuesta: “No Fue Fácil”)
Los negocios son muchos quebraderos de cabeza y no son fáciles llevarles adelante. Un texto donde hay tristeza y agotamiento mental.
ResponderEliminarUn abrazo Gaby.
Siempre hay un antes y un después cuando se trata de un negocio. La ilusión primigenia y la tristeza del final.Te felicito.
ResponderEliminarMil besitos para ti y feliz día.