(Autor: ©Lurio)
Gafas o lentes ópticos- Alejandro de la Espina
¡Zastaplas!
Alessandro miró de reojo —Es la cuarta vez que fray Luigi se
estampa contra la mesa del fondo al tropezar con el taburete de fray Pietro. Si
sigue así se va a abrir la cabeza como un melón —pensó.
Últimamente esto parece una plaga. Frailes muy mayores unido
a muebles por todas partes unido a la poca luz que tenían se convertía en un
juego de bolos a ver quién se caía primero.
¡Batabuuum!
¿Otra nariz rota o habrá sido la crisma de alguno? —Alessandro
se giró y vio a dos frailes abrazados en el suelo intentando descubrir con qué
habían chocado.
Él no tenía ese problema porque, varios años antes, otro
monje le había dado un cristal con un mango de madera con el que ya podía ver.
No era perfecto pero le permitía seguir escribiendo, pintando y no comerse las
esquinas del monasterio.
El monje que se lo regaló, no quiso contarle el secreto de su
fabricación pero, apoyándose en unos escritos del científico árabe Ibn
al-Haytham, que habían caído en sus manos para ser traducidos, y echándole
muchas horas robadas al sueño, estaba muy cerca de poder fabricar las suyas
propias y, una vez hecho eso, ya podría seguir haciendo más para sus compañeros
de monasterio.
¡Cuidado! —le gritó al pobre Anselmo que estaba a punto de
tragarse el dintel de la puerta.
No es que Anselmo fuera muy alto, es que, en aquella época,
las puertas eran muy pequeñitas. Parecían hechas por alguien que se regodeaba
en pensar cómo se las iban a comer los frailes cuando la vista ya les empezara
a fallar.
¡Estos herejes! Mano dura habría que tener con ellos —murmuraba
Alessandro al ver lo cerca que había estado Anselmo de quedarse sin frente.
Alessandro siguió con su tarea que ya empezaba a ser urgente
si no quería perder a alguno de sus compañeros de fatigas y, en unos pocos
meses, consiguió dominar lo suficiente la técnica como para suministrar lentes
con montura de madera a los frailes que todavía quedaban con la cabeza entera.
Alessandro della Spina —monje de la ciudad de Pisa a quiEn se
atribuye la invención de las gafas a finales del siglo XIII.
Al-Hasan Ibn al-Haytham erudito del siglo X que escribió un
tratado de óptica de 7 volúmenes titulado Kitab al-Manazir
(Los nombres de los demás monjes han sido modificados para
proteger su intimidad)
(Relato perteneciente a la propuesta: “Déjate Soñar”)
Un relato con ese humor de que es llegar a una edad y hay ciertos sentidos que se nos escapan ya , pero mira tu por donde para eso se inventaron los lentes jajaj que seria yo sin ellos sjjajjaja, me gusto leerte. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo también para ti.
jajajaja me ha hecho gracia el toque de humor de preservar el derecho a la intimidad, jajajaja
ResponderEliminarTal y como están las cosas hay que tener un cuidado...
EliminarGenial relato Lurio!!
ResponderEliminarMe gustan estos relatos donde combinas lo historico con la ficcion y ademas con esa pizca de humor; jajaja me gustaron esas onomatopeyas que utilizastes muy divertidas.
Un abrazo Lurio!!
Me alegro mucho. Gracias a no se quién todo tiene siempre su lado divertido.
EliminarUn abrazo.