ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

miércoles, 31 de marzo de 2021

La Vida


(Autora: ©Fini López Santos)

Mosaico:


Secuencia: "En el estanque dorado" 
Mark Rydell


Toc toc toc... alguien llamó a la puerta.
No esperaba visita alguna y se sobresaltó desparramando su té de jazmín.
Se acercó a la puerta y contestaron desde fuera…
¡Policía!
—¿Se puede saber qué ocurre para molestar a estas horas?
—Perdone señora, alguien la anda buscando hace algún tiempo y por fin dimos con su paradero ¿Está bien?
—Perfectamente, gracias.
Después de aclarar que nadie la retenía y que no era su intención volver, se despidió no sin antes advertirles, que mantuviesen su paradero como desconocido.
No sabría decir el momento exacto en el que se convirtió en arte del paisaje otoñal, se ausentó de la gran urbe dejando tras ella todo lo que hasta ese momento le hizo feliz. Desde que visitó aquel faro antiguo todo cambió.
Conocer a su morador fue la luz que buscó durante años y recordó el estanque que amó de pequeña y los inviernos lluviosos que todo lo anegaban y los caminos se hacían intransitables.
Tomó un par de maletas, se subió al coche y tomó rumbo a su paz interior.
Nada dijo a nadie, tan solo se llevó una pequeña tableé y un teléfono antiguo para una emergencia y libros, muchos libros.
Caminó entre las hojas muertas de color dorado y subió a la cumbre para divisar las nubes escuchando sonidos olvidados, hasta le pareció escuchar la voz de su padre, sus ojos brillaron con intensidad, se sentía bien.
Se dejó abrazar por aquel colchón de lana mullida al que le gustaba volver de tarde en tarde, aquella noche Olga se dio un baño de velas, incienso y flores secas con olor a otoño y comenzó su nueva vida.
La noche era cálida, se despojó de todo y salió al exterior, se mezcló con el crujir de las hojas secas y recordó alguna secuencia de su película favorita…
(En el estanque dorado).
—Muchacha, ¿qué haces aquí a estas horas de la noche?
—Norman, viejo bobo del demonio.
Desde que su padre le regaló el libro, siempre está en su mesita de noche.
—La vida continúa, Chelsea, te sugiero que camines con ella.
 

(Relato perteneciente a la propuesta: "Secuencias")


5 comentarios:

  1. Qué bello y qué envolvente relato. Se palpa esa sensación de libertad de la protagonista, de elegida y poética soledad consigo misma. Has sabido trasmitirlo con las palabras precisas y evocadoras.
    Felicidades!

    Un abrazo :)

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  2. Muy lindo, es como sentir ese alivio de tener la libertad para que nadie irrumpa en tu vida, solo cuando tú lo desees. Un abrazo y feliz semana.

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  3. No hay nada más bello que es saberse libre y gritarlo a los cuatro vientos.
    Vengo de tu casa, así que te dejo aquí un beso y nos iremos leyendo.

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  4. hola, te acabo de co. entrar en tu casa y saliendo he visto que hasta los colores de tu blog ocre y verde, coinciden con lo que transmite tu texto
    besossd

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  5. Fini, qué bonita y envidiable historia. Ya de por sí el título te atrae a empezar a leerla con ganas y desde luego te lleva hasta la peli que citas, que es una auténtica maravilla.
    Me ha gustado mucho.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin