ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

miércoles, 31 de marzo de 2021

 

(Autora: ©Tracy)

Mosaico:


Secuencia: "La librería" Isabel Coixet


De pequeña se había criado con su abuela viviendo en una época que no le correspondía. Se pasaba el día leyendo con su melena rojiza suelta, siempre que su abuela no estuviera rápida en recogérsela,  sentada en aquellos grandes sillones del gabinete familiar en los que no le llegaban los pies al suelo, lo que le permitía volar con facilidad, a la vez que arropada entre sus mullidos cojines,  refugiaba su alma en la lectura donde la soledad no existía para ella.
Así fue creciendo y al llegar la adolescencia su refugio era  la  biblioteca,  sancta sanctorum de su abuela y de ella misma, donde sigilosamente se encerraba para vivir en primera persona las historias de amor que leía, su única concesión era dejarse suelto el pelo, como hacía Florence Green, la protagonista de "La Librería" cuando se soltaba la melena al leer cómodamente en su casa el libro de "Lolita", despegándose del estilo recatado que adoptaba  en el transcurso  de su vida diaria.
La biblioteca era su lugar preferido, en él se encerraba porque  además de leer, le gustaba curiosear entre las estanterías repletas de recuerdos de otra época, lupas de diferentes tamaños, llaves expuestas ante la vista pero que deberían guardar importantes secretos, libros escritos en diferentes idiomas... pero ni una sola fotografía para no hacer entristecer a la abuela.
Era en esos momentos cuando parecía que, aquel reloj que colgaba de la pared, enmudecía su tic tac y detenía el tiempo invitándola a acariciar los volúmenes que descansaban cubiertos de polvo en las estanterías, como si en mucho tiempo nadie los hubiese tocado.
De nuevo venía a su memoria otra escena de la película "La Librería" donde aparecía  Mr. Edmund Brundish rodeado de libros por todas partes, llenos de vida porque aquel lector empedernido los dotaba de alma al tocarlos, ojearlos y hojearlos, consultarlos, anotar citas... Se prometía a sí misma que todos aquellos volúmenes recobrarían vida, si alguna vez su abuela se los dejara, al fin y al cabo era su única heredera.
Estando en estas elucubraciones  su vista fue a posarse en un paquete de folios manuscritos que llamó su atención y aumentó su curiosidad por leerlos, pero prefirió esperar a otro momento, en el que estuviera más relajada, porque enseguida su abuela la llamaría para cenar.
Cogió el paquete y lo llevó a su dormitorio.
La lectura la mantuvo ocupada durante algún tiempo, además de leer, tuvo que digerir lo que estaba leyendo y tuvo que asistir a la ceremonia de convertir su adolescencia en madurez  a golpe de páginas manuscritas hacía tiempo por su abuelo, fallecido cuando ella era una niña.
Ahora comprendía la respuesta que siempre daba la abuela a sus preguntas:
- Tus padres murieron en un viaje de vacaciones. Nunca volvieron.
Aquí tenía su historia y el porqué de esa obsesión de su abuela con que no se soltara su precioso cabello rojizo. Su abuela veía en él,  al hombre que hizo que su madre se alejara de la casa familiar e incluso que fuera capaz de dejarla con los abuelos y se fuera tras él.
Pero esa es otra historia que contaría ella porque sólo a ella le correspondía contarla, desde el amor a su padre y desde la comprensión a su madre en una frase que el abuelo ponía en su boca una y otra vez en aquellos folios manuscritos:
"Hay que seguir al corazón, aunque tengamos al mundo en contra"


(Relato perteneciente a la propuesta: "Secuencias")


9 comentarios:

  1. Un abuelo con grandes dosis de comprensión y ternura que reveló sin pretenderlo a la nieta el secreto familiar, haciendo que ésta se reconciliara con la realidad.
    Muy bonito. Todo el ambiente de la niña entre niños está tan bien recreado... se palpa, se siente esa admiración (tuya) hacia la literatura y las cosas antiguas.
    Felicidades :)

    Un abrazo

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    1. La verdad es que todo lo que sea ambiente de libros y de historia familiar me gusta y me interesa, por eso escogí esa secuencia y no otra, aunque todas eran interesantes.
      Besos

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  2. Es tierno y belleza singular, una biblioteca es el lugar perfecto para pasar horas y poder descubrir quien eres en realidad. Así fue como con ayuda de su abuelo pudo lograr saber quién era ella. Un besote y feliz semana.

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    1. Gracias por venir también aquí, a dejarme tu comentario.
      Un abrazo fuerte.

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  3. ohh te comenté este texto en tu blog,y al releerlo vuelvo a emocionarme!
    precioso!

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    1. Gracias Lunita por tus visitas y tus palabras.
      Un beso grande y doble.

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  4. Te dejé comentario ayer en tu casa así que para no repetirme, simplemente, te dejo un abrazo inmenso y muchos besos.

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    1. preciosa ambientacion, la descripción el paso del tiempo yel motivo de su situación, que en esta caso es feliz, pero no siempre las circunstancias son tan propicias
      un gusto leerte
      Besosss, tracy




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    2. Gracias por tus visitas y muchos besos.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin