(Autora: Livy If)
Desde niña siempre pensaba cómo sería mi encuentro con ella,
si me hablaría, si sabría sonreír, si me abrazaría con cariño cuando viniese a
verme, todas las noches pensaba: ¿será hoy cuando venga? ¿hoy será cuando vea
su rostro?
Era una bella dama, tan negra como la noche, esbelta y con
unos andares sigilosos, nadie sabía nunca por dónde, ni cuándo iba a aparecer
delante de uno, sus ojos eran de tal profundidad que podían traspasar el alma
de cualquier mortal sobre el que posase su mirada, era tal su poder que era
temida en todos los rincones del planeta.
Pero ella era solo un ser más en el engranaje de esto llamado
vida, ella cumplía con su función; la que le adjudicaron al inicio de los
tiempos y lo hacía escrupulosamente, llevaba miles de millones de años
cumpliendo con ese trabajo. Así fue como la conocí, haciendo su trabajo, había
llegado el día en que iba a poder estar cara a cara con esa bella dama, había
llegado el día de conocer a la muerte. Recuerdo ese día como uno de los más singulares,
extraños y a la vez más excitantes de mi vida.
—¡Aquí me tienes! Sé que desde pequeña te has preguntado cómo
sería nuestro encuentro.
Me quedé parada, muda y lo reconozco, con un sudor frío
provocado por el miedo. Solo atiné a decir.
—¿De verdad eres tú? Lo dije tartamudeando, y sucedió algo
que me dejó totalmente sorprendida, de repente, la muerte sonrió y me dejó ver
a través de sus ojos su mayor miedo, iba a preguntarle cuando dijo:
—Yo también sufro, he visto durante siglos cómo los mortales
tenían miedo a que les llegase la hora de venir conmigo, pero nadie jamás ha
sido capaz de ponerse en mi lugar y pensar que mi existencia ha sido tan
solitaria, tan triste, sin nadie que me quisiese. Mi gran miedo siempre ha sido
no encontrar a mi igual, a alguien que quisiera compartir conmigo la carga de
tener que vagar durante años conduciendo a las personas al otro lado de su
existencia.
Se quedó callada y yo no me atrevía a decir nada, no deseaba
romper ese momento, y bien es cierto, que por fin algunas de las preguntas que
desde niña me había formulado estaban encontrando respuesta. Ella prosiguió
diciendo:
—Sé que tú también me has tenido miedo, pero sé que tu miedo
no era a mí sino a lo desconocido, tu mayor miedo siempre ha sido el no saber,
el no tener respuestas, he notado en tus pensamientos que has llegado a pensar
en mí con curiosidad, hasta con cierto cariño.
Tenía intención de decirle algo cuando me puso el dedo en la
boca para que callara y continuó;
—Déjame acabar, por favor. Aún no he venido a acompañarte al
otro lado. He venido a hacerte una propuesta.
—¿Una propuesta? ¿A mí? Le espeté.
—Sí, deseo que seas mi amiga entre los vivos, deseo que
consigas conciliar a los mortales con mi persona, quiero que seas mi rostro, mi
voz y que les muestres que en el fondo soy como cualquier ser humano, yo
también tengo mis miedos y mi existencia es triste sabiendo que durante la vida
soy temida, pero mi sufrimiento es eterno, porque lo que me diferencia es que
yo no soy mortal y no puedo dejar un día mis sufrimientos atrás, como podéis
hacer vosotros. Deseo que los prepares para mi llegada y que seas mi
conciliadora con ellos.
No tenía otra opción que aceptar y desde ese día me dedico a
mostrar a los mortales que ella es parte de la vida, que gracias a ella podemos
avanzar, y transformarnos. Desde aquel día soy su conciliadora y me esfuerzo
porque los humanos consigan ver la imagen amable de la bella dama.
Desde aquel día he
podido conciliar a muchos humanos
con la muerte.
Interesante tu relato, me gusta esta otra perspectiva de la Dama y ver su miedo como mortal.
ResponderEliminarTe felicito, bonita.
Mil besitos y feliz día ❤️
Un relato mítico y muy bueno. La muerte no es nuestra enemiga, forma parte de la existencia de a vida , todo lo que crece muere o mejor dicho se transforma. Y una conciliadora para preparar a los mortal nunca viene mal . Me gusto mucho . Un abrazo .
ResponderEliminarMuy interesante y bonito tu relato!
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso.
Es un buen trato. supongo que tendra alguna deferncia con tu protagonista cuando llegue su momento, ya que se esta esforzando por ella. ademas debe ser la unica amiga de la muerte. podria haberse emparejado con "el miedo", seguro que se han encontrado muchas veces.
ResponderEliminarbesosss
Un relato impactante para mi, estoy descubriendo muchos miedos que, sinceramente no los hubiese leído en otro lugar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante, conmovedor , ágil y magnifico relato, una gran creatividad la tuya, un abrazo con cariño Livy
ResponderEliminar