ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

sábado, 31 de octubre de 2020

El Viajero Oscuro



(Autora: Lunaroja)

Lo sintió llegar como una corriente helada tan temida y conocida apenas se sentó en el coche. Cerró los ojos apoyándose en el respaldo, intentando inútilmente que no la invadiera.
 
Pero la sombra crecía a medida que se acercaban al aeropuerto.
 
Una forma oscura y temible agazapada en cualquier rincón, esperándola, acechándola.
 
Esta vez había subido al coche con ella; otras, aparecía cuando facturaba el equipaje, y muchas, asaltándola en medio del sopor producido por las pastillas, cubriéndola de un sudor helado. Incluso alguna vez, creyendo que por fin había logrado derrotarlo, cuando llegaba al asiento del avión, él la esperaba con esa risa siniestra que golpeaba su corazón asustado.
 
Y se hacía dueño de ella, la traspasaba como si fuera transparente y permeable, le sugería con aliento letal terroríficas imágenes de sangre y hierros retorcidos y cada vez que el avión se movía, o escuchaba algún ruido extraño, sentía aterrorizada como un dedo frío y esquelético trepaba por su espina dorsal helándole la sangre y los huesos, quitándole el aire del pecho, ahogándola de pavor, paralizada de miedo.
 
Unas garras filosas le atenazaban la garganta sin dejar que el oxígeno bajara a sus pulmones.
 
Esa tarde volaba con él clavado en sus entrañas como una sanguijuela hambrienta.
En su angustia se aferraba a los apoyabrazos, con los labios apretados, intentando alejar todos los fantasmas que bebían de su náusea. Inmóvil como una muerta.
 
Las horas transcurrían con lentitud dejándola desolada y tensa, aun sabiendo que todo estaba bien y que no había peligro.
 
Sin embargo él se encargaba de hostigar su alma cada vez que lograba relajarse lo suficiente como para aquietar el latido furioso de su corazón.
 
Solo ansiaba llegar de una vez, refugiarse en su coche y sentirse viva de nuevo.
 
El avión perdía altura sacudiéndose un poco, vibrando a medida que se aproximaba a la tierra y ella respiraba agitada esperando el momento en que anunciaran que podían levantarse de sus asientos y acabar con esa pesadilla.
 
Cuando por fin pudo incorporarse su cuerpo aún temblaba, y respirando hondo, se dio cuenta de que él había desaparecido. Como siempre. Hasta el próximo vuelo.
 
Recogió el equipaje y se dirigió a su coche, ligera pero agotada.
 
Condujo por la autopista, segura y feliz de volver a casa. Mientras tanto escucharía algo de música para relajarse, así que desvió la mirada hacia la radio para buscar la sintonía.
 
Repentinamente sintió en su mano el conocido tacto viscoso y frío... era él. Pero, ¿cómo podía ser?
 
Desconcertada miró hacia los costados y por el retrovisor buscando lo invisible, sin fijarse en el camión que venía en sentido contrario.
 
Ninguna respuesta llegó a tiempo, oyó tan solo esa risa gutural.
 
Un segundo antes de que su cabeza se estrellara contra el parabrisas.
 
Un segundo antes de que lo entendiera todo.
 

Relato perteneciente a la propuesta: "Miedos"


9 comentarios:

  1. Qué sensación de desasosiego. Has conseguido que creyera que el avión iba a accidentar y como la protagonista he pensado que se habia salvado en este viaje. Pero la muerte no acepta escapatoria. Y tienes sus planes de cómo, cuándo y dónde.

    Has hecho que sintiera esa sensación de angustia y miedo. Felicidades, lunaroja.

    Besos.

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    1. Gracias Prozac! Has cogido la idea... ella teme morir en un accidente aéreo, pero el destino está escrito y la muerte nunca llega en la víspera. Ese es el sentido que quería darle. Gracias por sentirlo así. Me alegra haber podido transmitir la sensación de angustia.
      Un beso!

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  2. Impactante, mi Luni. Sé de ese temor tuyo si volar y lo has reflejado de manera Muy real... Pero, el último giro de la historia me deja sin palabras y llena de admiración. Te felicito.

    Mil besitos con cariño y feliz día ❤️

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    1. Hola! jeje..si, más o menos así he llegado a sentirme alguna vez.
      Ahora me "comporto" con más dignidad, ya no necesito medicarme. Pero me alegra haber podido transmitir la sensación real. Me inspiró el haber aterrizado una vez en Buenos Aires, y al ir en coche hacia la casa de mis padres, era tan caótica la velocidad del coche y del tráfico que en ese momento pensé: Tanto miedo allá arriba cuando aquí es mucho más posible que suceda:
      Gracias preciosa!
      Un beso enorme.

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  3. Sensaciones nos produce esas sombras que no las ve nadie solo quien las sufre. Angustias total. Un buen texto Lunita. Besos cielo.

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    1. Gracias Campi,el miedo es así no? A veces lo percibimos solo nosotras,y no hay razonamiento posible.
      Un beso grande!

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  4. Ufff, me tuviste en vilo hasta el final ¡Qué fuerte!
    Tienes una mente privilegiada, a mi me es imposible escribir sobre estos temas. Te felicito de corazón.
    Saludos.

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  5. Qué relato más intenso, me ha gustado mucho. Tiene además hasta moraleja, cuando parece que ha pasado lo peor, llega el verdadero peligro. Es muy bueno.

    Un abrazo.

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  6. Un gran relato lleno de intensidad, te deje comentario en tu blog también, un abrazo amiga

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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