PINTURA: Girasoles “ Vincent van Gogh

ESCULTURA: El Discóbolo “Mirón”

LITERATURA: De la Tierra a la Luna “Julio Verne”

MÚSICA: Dark side of the moon  “Pink Floyd”

DANZA: El lago de los cisnes “Tchaikovski”

ARQUITECTURA: Templo del Partenón

CINE: Blade Runner "Ridley Scott"

(Autor: ©Chema)

¡Vaya trabajo que me ha tocado para este verano! Nada menos que dar clases a una chica que es licenciada en Historia del Arte, y el curso que viene piensa estudiar el bachillerato de ciencias para adultos. Y es que le han fascinado tanto las novelas divulgativas de Sonia Fernández-Vidal, que ahora quiere estudiar Ciencias Físicas. Nunca es tarde para replantearse la vocación, además yo soy de la opinión de que un adolescente aún no puede tener las ideas claras en ese sentido.

La chica se llama Andrea. En la primera conversación que tuve con ella, me dijo:

–Va a ser un cambio muy grande para mí. ¡Del mundo del arte al mundo de la ciencia!

–No creas que será tanto cambio –respondí–. Las ciencias están muy presentes en todas las ramas del arte.

–¿De veras?

–Sí, y quizá el ejemplo más claro sea el número áureo. Aparece en numerosas obras de arquitectura, como el Templo del Partenón. Su vista de frente es un rectángulo cuyos lados siguen la proporción áurea.

–Algo he oído hablar de ese número. Creo que aparece también en muchos fenómenos de la naturaleza.

–Así es. Por ejemplo, las semillas de los girasoles siguen unas espirales que están regidas por la proporción áurea. Son unas flores muy especiales, y no es de extrañar que Van Gogh sintiera la necesidad de pintarlas.

–Tendré que estudiar muchas matemáticas, y también mucha física. Mi hermana hizo el bachillerato de ciencias, y creo que el tiro parabólico la traía loca.

–Sí, ya desde los tiempos antiguos se estudiaron esos movimientos. Si el famoso Discóbolo de Mirón cobrara movimiento, el disco que tiene en su mano saldría lanzado, siguiendo una trayectoria parabólica por el aire.

–¡Si lo lanzara hacia arriba con la suficiente fuerza, podría escapar de la gravedad terrestre! –dijo riendo.

–¡Sabes más física de lo que crees, Andrea! La velocidad de escape es un tema que se trata en una doble novela de Julio Verne ‘de la tierra a la luna’ / ‘alrededor de la luna’. No es la más conocida de sus obras, pero es mi favorita. ¡Te la recomiendo!

–Ah, pues me la apunto. ¡Con lo que me gusta a mí la astronomía! Además la luna me fascina, soy más de sol que de luna.

–Me parece que los dos somos un poco lunáticos, jeje. El famoso disco ‘dark side of the moon’ (el lado oscuro de la luna) de Pink Floyd, en realidad trata sobre la mente humana más que sobre astronomía.

–La mente humana es fascinante... Hoy día en todas las carreras de ciencias hay que estudiar programación. Y por mucha inteligencia artificial que haya, ningún algoritmo podrá emular las emociones humanas.

–En la película Blade Runner aparecían unos seres que se llamaban “replicantes”, que en realidad eran autómatas con apariencia humana. Pero hemos sobrepasado 2019, que es el año en el que estaba ambientada esa película, y aún no se ha logrado imitar las reacciones humanas con tanta perfección.

–Cuando estrenaron la nueva película de Blade Runner, me llamaron para ir a verla, pero no me apetecía mucho. Dicen que no es tan buena como la antigua. Por cierto, hablando de ir a ver... Tengo aquí algo...

Entonces Andrea alcanzó su bolso y se puso a buscar algo en él.

–¡Ya lo he encontrado! Tengo aquí dos entradas que me regalaron para ver en el teatro de la Latina el Lago de los Cisnes –me las enseñó–. Es este sábado, ¿quieres que vayamos juntos?

–¡Genial! Me parece un plan perfecto. Las bailarinas de ballet son un fenómeno de la naturaleza. Parece que escapan de la ley de la gravedad, ya que hablábamos de eso antes... ¡Lo pasaremos genial!

©Chema

Relato perteneciente a la propuesta: "Sinfonía De Las Artes"