(Autora: ©Campirela)
Lucía se
había convertido en toda una bella dama, a sus dieciocho años era su puesta de
largo y para esa ocasión su madrina, que la adoraba la regaló los más bellos
zapatos que encontró...
Pero estos
zapatos tenían un secreto y es que no
todas las jóvenes eran aptas para llevarlos, había que pasar una pequeña
prueba.
Aquella
tarde cuando Anastasia llegó a casa de su sobrina, la hizo llamar con urgencia,
pues quería comentarla los detalles de la fiesta que en pocos días se iba a
celebrar en la casa de campo que la familia conservaba a las afueras de la gran
Urbe.
_ ¡Tía me
has llamado! ocurre algo, no me digas
que mi vestido no está listo, ya sabes lo que te dije de esa modista, que era
muy lenta . uf verás ....
_Por favor
Lucia, calla un poco y siéntate por
favor, el tema a tratar es otro que espero que escuches con atención.
Hace unos
días encontré en una tienda pequeña y antiquísima unos bellos zapatos para que
luzcas el día de tu puesta de largo el problema es que el dueño no quiere venderlos
a cualquier persona, él me ha puesto una condición.
Pero tía,
ahora me entero que para vender calzado haya que poner condiciones...
No hables
con ese descaro y escucha bien, creo que el vendedor tiene derecho a saber dónde
van a parar lo que fabrica y estos zapatos son muy especiales.
Bueno, tú y
tus cosas siempre excéntricas ya será para menos, tan lindos son.
Más que todo
eso, llevan unas alas de mariposa y su plateado parece que fueran de cristal,
solo hay ese ejemplar y suerte tienes que es tú número, pero hay un problema...
_¡Y me lo
vas a decir o tendré que adivinarlo .!
_Cuando te
pones de esos modos, me irritas de una forma
que mi cutis se transforma en un sapo verde...
Jaaaa, tita
no te enfades, si sabes que te agradezco todo lo que haces por mí, pero tus
secretos a veces me estresan , a ver ¿cuál es la norma que hay que cumplir para
que esos zapatos tan tan lindos los pueda lucir?
El anciano
zapatero quiere que pases un día completo con él en su zapatería así podrá conocer mejor la persona que
llevara su obra maestra, según él estos zapatos tienen un gran poder mágico,
quien los estrene tendrá una vida feliz.
¿Pero tú has
visto lo que me propones?_ que pase un día entero con su noche en casa de un
señor senil sin conocerlo .._de verás tita a veces no puede entenderte, siempre
me dices que no me fíe de nadie, y me metes en la boca del lobo, esto es *No
tener ni pies ni cabeza*..
Quedaba una
semana para su puesta de largo y tenía todo lo necesario pero los zapatos, no
había manera de encontrar unos adecuados al vestido y el estilo que ella quería
llevar, Anastasia ya no le insistió más sobre los zapatos mágicos, que así los
denominó, sería Lucia quien tomaría esa decisión si los quería había unas
normas que acatar...
Esa tarde
recostada en su sillón favorito estaba a punto de terminar la novela que le
regalaron para su cumpleaños, cuando de repente observó que el título de la
novela y algunas curiosidades le eran muy familiar, sí, era su tía, en esta
ocasión lo que cambiaba era el nombre ..La tía Tula * al igual que su tita, lo
único que quería era su bienestar, aunque fuera mandona pero su amor era real y
sus deseos de felicidad hacía ella tan bien.
Subió al
cuarto de ella, y de repente le dijo, sí tía voy a ir a pasar un día con tu
zapatero espero pasar la prueba y poder
lucir esos mágicos zapatos ..!!
La tienda la
sorprendió y el anciano tan bien, era un viejito agradable y culto, en la
trastienda tenía montones de zapatos y cada uno su propia historia, unos habían
sido llevados por altos cargos políticos, otros por princesas y hasta había
alpargatas que aún rasgadas conservaban su encanto ..estas, les dijo Lucia,
porque las conservas, acaso tiene tan bien venta ..
El anciano
zapatero le contestó, estas en particular son de un joven que vino un par de
años andando hasta la ciudad a forjarse un futuro y paso por aquí me las dejo en prenda por un plato de comida.
Lucia abrió
los ojos, y con timidez le preguntó: ¿pero ese joven se fue descalzo a buscar
una vida mejor.
No hija mía,
le di trabajo, pues mis ojos ya no están en condiciones de coser suelas,
aprendió el oficio y hoy es un el artista de todos estos zapatos que ves aquí.
Entonces él
es el que ha hecho estos preciosos y mágicos zapatos...
Sí, Gabriel
es su nombre y fue quien me pidió cuando los termino que eran los más bellos
zapatos hechos por él, y que solo quería conocer a la mujer que los llevará
puestos en sus pies.
Pero que más
le da, quien los lleve, al final puede volver hacerlos otra vez.
No querida
niña cada zapato como cada objeto que se
hace, el primero es único, como único es el primer amor, o beso que te dan en
tu la larga vida, ese nunca se olvida, por eso Gabriel quiere ver con sus ojos
la mujer que los llevará si es digna de todo su esfuerzo.
Bueno, pues
dígale que ya estoy aquí que venga a verme y así todos quedaremos contentos...
No es tan
fácil, Gabriel solo trabaja por las noches, sus ojos al igual que los míos
sufren de una enfermedad y la luz les daña, por eso detrás de esas cortinas él
te observa y su sensibilidad sabe si eres la ideal.
Al legar la
noche Gabriel salió de la trastienda y se dio a conocer, era un hombre de unos
treinta años su mirada tenía un halo
especial, la observó y con una suavidad en su voz, se presentó... Aquella noche
Lucia descubrió muchas cosas, una de ellas el esfuerzo de la superación, el
amor por hacer las cosas bien, y sobre todo que los mayores pueden y son el mejor
libro que te puede enseñar.
El día de su
puesta de largo, lucía aquellos zapatos mariposas y en su interior algo que era
nuevo para ella... El amor.
Relato perteneciente a la propuesta: "Pisando Fuerte"
Un cuento precioso.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu narración, Campirela.
ResponderEliminarLas imágenes que nos transmites con las descripciones componen un escenario perfecto para esta historia.
Un abrazo!