ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

martes, 28 de mayo de 2019




(Autor: Chema)

Mi amistad con mi médica de cabecera seguía creciendo a lo largo de los meses. Ya habíamos quedado para merendar alguna que otra vez. Una tarde en la que lo habíamos pasado especialmente bien, me invitó a subir a su casa.

Entramos en su habitación, y me fijé en un joyero muy curioso que tenía encima de la mesa. Le dije:
–¡Qué caja tan bonita, con dibujos vintage! Tú no usas zapatos de tacón como éste que está dibujado, eres más de calzado cómodo.
–Pues sí, para la consulta me pongo botines, y en mi tiempo libre, como ahora, deportivas. Y oye, hablando de la comodidad del calzado...

Entonces se quitó las deportivas y los calcetines y se puso unas chanclas.
–Descálzate tú también si quieres, Chema, como si estuvieras en tu casa. Te dejaría unas chanclas mías que tengo por ahí sin estrenar, pero creo que no te valdrían, mis pies son más pequeños que los tuyos –rió.

Le tomé la palabra, me descalcé, y ambos nos acomodamos sobre su sofá-cama.
–¿En ese joyero guardas cosas? –le pregunté.
Entonces ella lo alcanzó con la mano y dijo como para sí misma:
–A saber las cosas que tengo aquí, de algunas ya ni me acuerdo....

Sacó cosas más o menos típicas como algunas fotos antiguas con sus padres y su hermana, la entrada a algún concierto, alguna que otra postal… y un *billete de tren* de León a Madrid.
–Es de la primera vez que me desplacé a Madrid cuando me destinaron aquí –me explicó.
–¿Tú participaste en una monografía que hay colgada en la red sobre el trastorno límite de la personalidad? –le pregunté.
–Sííí, ¿cómo te has enterado?
Le expliqué que busqué en Google su nombre y apellidos, y encontré ese documento PDF. Y junto a su nombre, indicaba que ejercía como doctora en un centro de la ciudad de León. Todo encajaba.

–¡Vaya, vaya, estás hecho un detective! –dijo riendo–. Pues para el próximo día te vas a leer ese documento sobre el trastorno límite, y luego te preguntaré, a ver si te lo has aprendido bien.
Me gustó que me pusiera deberes, así tendríamos excusa para vernos otra vez.

Me fijé en un *libro* que tenía en su estantería, ‘el eneagrama’ de Helen Palmer.
–¡Este libro lo leí hace como un año y medio!”, exclamé.
–¿Ah, sí?” –respondió ella–. Pues fíjate qué casualidad, que era el libro que iba leyendo en el tren, en mi primer viaje de León a Madrid.
–De los tipos del eneagrama, yo soy del tipo 9 (mediador). Seguro que tú también eres de ese tipo, ¿verdad? –quise saber–.
–Sí, soy mediadora, aunque también tengo algo de observadora, que creo que era el 5. ¡En realidad somos todos una mezcla!

Entonces miró la hora y dijo:
–Son las 8 y media de la tarde. ¿Por qué no cenamos algo? Aquí tengo para preparar unos sándwiches. Y de postre podríamos comer una *tarta de manzana* que he hecho estaba mañana, siguiendo una receta de mi abuela.
–¡Me parece genial! La tarta estará rica y dulce como tú –dije, poniendo una sonrisa traviesa.
–¡Bobo! Cuando terminemos de cenar, te voy a acribillar a cosquillas en los pies, y lo que surja...


Relato perteneciente a la propuesta "Secretos"


5 comentarios:

  1. Chema , espero que esas cosquillas fueran mutuas ..jajajaj Un relato que bien podría ser real y sino lo parece ..Muy divertido y ameno de leer.
    Un abrazo amigo .

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  2. Ay, Chema!! pero qué relato más bonito. Me ha encantado cómo lo has abordado, has creado un escenario bellísimo y... seductor, pillín.

    Mil besitos con cariño y muy feliz noche.

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  3. Que historia más bonita en el que has mimado cada detalle.
    Me ha gustado leerte y espero en un futuro, poder seguir haciéndolo.
    Saludos

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  4. Esa relación promete. ¡Pena que mi médica sea muer! porque en cuestión de cuidar la salud, todo está permitido, o casi todo.

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  5. Remarco, me encanto el relato, un encuentro, maravillosamente ambientado, muy romántico.
    Abrazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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