La Chica De Hateville

Cogí el último vuelo, por único equipaje todos los besos y las súplicas que me lanzó desde el hangar, y me dispuse a volar en la noche.

Quise empezar de cero en una nueva ciudad, alejada de todo, salir de mi zona de confort para poder encontrar a la que una vez fui... Aquella chica de Hateville, llena de confianza y tan romántica como la misma primavera. Hay situaciones que se vuelven tóxicas obligando a abrir una ventana y saltar al vacío porque ya no te reconoces.

Prometí no volver a cruzar el Canal del Amor. Cumplí mi promesa hasta que él se cruzó en mi camino.

- Me traes suerte, Nena. -Me dijo con un cigarrillo entre los labios mientras lanzaba los dados sobre la mesa.

Le sonreí desde mi posición y pude ver un brillo canalla a través del humo de aquél antro, tampoco pasó desapercibido el de su revólver.

-Solo soy una crupier... La suerte está en los dados. -dije secamente.

Acabó su racha y mi turno.

Me esperaba frente al callejón jugando con un par de dados entre sus manos. Tengo un don especial para atraer a los hombres así.

Su labia, su juego, ese cigarrillo compartido. Nos apostamos un par de bourbon y perdí.

Subí a su coche sabiendo que no habría marcha atrás y que ese momento definiría el resto de mi vida.

Todavía me pregunto si en verdad le di Suerte aquella noche... Lo cierto es que  Él fue la Mía.

©Auroratris

Relato perteneciente a la propuesta "De Revista (Pulp-Art)"