Sé que no
debí marcharme
del olimpo
de tus ojos,
dónde los
Dioses
esbozan
cantos de sirena
entre pautas
rígidas
tratando de
iluminar tu mirar,
yo soy un
velero
sin rumbo
fijo,
sin tiempo
para navegar,
mi mar no
tiene barreras
que coarten
cada milímetro de mi sentir
y en este
viaje desesperado
solo busco
entregarte
olas de mi
sabía rizadas
que encanten
y alcancen tu mirada.
¿Tan difícil
es mirar al mar
y verme en
el horizonte?
Aún camino
sin mirar atrás
con la
esperanza
de sentir tu
voz, tu llamar,
sabes…
las gaviotas
juegan con los delfines
donde se
consagran los azules
del cielo y
del mar…
y yo contigo
quiero jugar,
buscar en el
mapa de tu belleza
en tu
heroica constancia,
donde,
las palabras
me hagan regresar.
No me dejes marchar,
no me dejes
marchar,
no tengo
brújula
que me
indique
hacia donde
caminar,
tan solo
tengo
una cuerda
rota
con la que
ya…
a ti
no me puedo
atar.
Navego como
velero por este mar
con rumbo
escogido al azar,
navego por
este quimérico mar
y en el horizonte
están tus ojos
escondidos,
pero sin
dejarme de mirar.
Poema perteneciente a la propuesta "Mar, O Montaña"
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