ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

domingo, 30 de septiembre de 2018



Rebeca y yo habíamos decidido hacer un *viaje romántico* en *velero*, partiendo desde Tarifa, en Cádiz. Ella me mostró un *mapa* en el que se veía en detalle el estrecho de Gibraltar y el norte de África, explicándome la trayectoria que seguiría nuestro barco.
Por fin llegó el gran día. En cuanto subimos al velero entramos en nuestro pequeño camarote y nos descalzamos, como manda el protocolo. Ella tenía los pies muy bonitos y cuidados, y con las uñas sin pintar, que son más bonitas.
Yo llevaba una *brújula* que me habían regalado, y quería probarla. Nos dirigíamos hacia el sur, por lo que la aguja giró 180 grados para señalar hacia detrás de nosotros.
Rebeca me comentó que cerca Gibraltar había *delfines*. Quizá a la vuelta del viaje en barquito podíamos hacer una breve excursión allí, si nos daba tiempo. Nunca he visto un delfín de cerca. Son mamíferos, a diferencia de los tiburones, que son peces.
Estábamos sentados en la cubierta, y me fijé en las *cuerdas* que sujetaban las velas. Estaban atadas por fuertes nudos que no se desharían fácilmente, nudos marineros. Me acordé de una historieta de Mortadelo y Filemón en la que iban en un barco y necesitaban una cuerda, y Mortadelo cogía una que sujetaba una barca, la cual caía sobre la cabeza de Filemón.
En esto, vino una ola muy fuerte que nos empapó por completo. Cuando me recompuse un poco, me vi en el salón de nuestro apartamento. Rebeca, que es muy bromista, me había echado un vaso de agua encima y me decía riéndose: “¡Chema, que te has quedado dormido!”. Todo había sido un sueño.
Aunque tal vez fue un sueño premonitorio, ya que ella me dijo: “Mientras tú dormías, estaban dando en la tele un documental sobre viajes en barco velero. ¿Por qué no hacemos una escapada algún día de estos...?”.


Relato perteneciente a la propuesta "Mar, O Montaña"



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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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