Fuego que
quema mis aguas.
Hálito
húmedo que me devuelve del abismo.
Emerjo de
las lluvias: Virgen no sacra
comulgada en
inmarcesible fuerza
que ancla en
mi pecho los pálpitos
que aletean
Su Nombre.
Redimida en
este bautismo
donde la
piel ruge y el alma se abre,
donde el
silencio se hace crepúsculo que abraza el alba,
Renazco.
Inefable
este
sentimiento preñado de la epifanía de la carne.
Bendito
el naufragio
de estas soledades.
Devotos
velos que me envuelven,
serena y
calma,
a la luz
clemente de mi Sino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario