ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

martes, 5 de julio de 2022

Intento De Asesinato

 

UN RETO: UNA IMAGEN
 
(Autor: ©Gabiliante)
 
 
           ―¡Hola! Me llamo Rebecca Anderson y esto es para ti. ―La niña cogió el globo―. Ten cuidado es un globo de esos tan buenos, que quieren ir al cielo antes de morir. ¿Cómo se llama tu hermana, Teresa?
 
          ―Alaaa… ¿Cómo sabes que me llamo Teresa?
 
          ―Lo pone en tu camiseta.
 
        ―Aahh... Mi hermana se llama Sam y tiene diecisiete años. Y yo tengo ocho. Sam es de Samantha. ―La hermana mayor, que la llevaba de la mano, la sacudió del brazo, como recriminándole que diera más información de la estrictamente necesaria.
 
        ―¡Hola Sam! ―Luego volvió a dirigirse a la pequeña―. Dentro de media hora podéis volver, y como habrá pasado tanto rato, haré ver que no os conozco, y os daré otro.
 
        ―¡¡Vale, vale, vale!! ―saltó la niña entusiasmada―. ¡Mira qué globos más chulos, Sam! ¡Se van solos para arriba!
 
      ―No hables tanto con extraños, y mucho menos si no vas conmigo ―recriminó Sam haciendo de hermana mayor.
 
          ―Vale, vale. Pero luego volveremos a por otro, ¿verdad? Veras cuando llegue mamá…
 
          ―De acueeerdo… ―arrastró la concesión de mala gana. Cinco minutos de feria después, era Sam quien llevaba el globo. Cuatro horas más tarde, y siguiendo estrictamente los plazos de entrega, sujetaba ocho.
 
           ―¡Mira, ahí está mamá!
 
          Tal como Teresa se soltó de la mano de Sam, la hermana mayor empezó a ascender jalada hacia arriba por los globos. Se quedó petrificada, aunque no lo bastante como para bajar en vez de subir. Cuando cayó en la cuenta de que si no soltaba aquellos inventos del demonio, se iba a meter en un lio, ya estaba a diez metros de altura. Rebecca, que contemplaba la escena desde lo lejos, no podía parar de reír, satisfecha por el éxito de su ingenioso plan. Una suave brisa empezó a soplar y se llevó a Sam al cielo. Tras diez minutos de viaje en globo, las esperanzas de la hermana mayor de que aquello bajaría por el propio peso, se vieron truncadas. El brazo ya lo tenía en distensión completa. La cuarta vez que cambió de mano, ya no podía más. Pensó en pinchar algún globo con la máquina de tatuar que llevaba en la mochila, pero cuando intentó sacarla se le cayó al vacío todo, continente y contenido. No tenía ningún otro objeto punzante. Y ya no podía más; estaba agotada. Cuando estaba a punto de darse por vencida, tuvo una idea. Haciendo uso de los ímprobos esfuerzos que requiere una situación desesperada, sujetó los globos con ambas manos, flexionó las bíceps con las últimas fuerzas que le quedaban, y consiguió atarlos al cordaje de un corpiño que se había comprado en un puesto sado-maso de la feria, y que afortunadamente, se dejó puesto tras probárselo. Soltó los brazos y se abandonó. A los treinta segundos se había dormido de puro agotamiento. Fue el sueño más plácido de su vida. Quizás un poco blando el colchón.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta trimestral: “Variétés”)


2 comentarios:

  1. Ese viaje sin ella haberle planeado la llevó a contemplar el mundo desde arriba, eso sí, menos mal que tuvo ingenio y al menos se dejó flotar... A dónde la llevaría es otra historia. Pero digo yo ¿ que saco Rebeca de toda esta trama?
    Un besote Gaby.

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  2. Un plan bien elaborado de la hermana pequeña, carita de ángel de seguro tenía.
    El último soplo para intentar mantenerse, para dejarse ir.
    Siempre un placer, Gabiliante, tienes una imaginación inmensa.

    Besos a ambos

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin