ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

miércoles, 31 de enero de 2024

Guardianas

 

(Autora: ©Marifelita)

(Chie Yoshii)


Mi abuela siempre me contaba que ella conoció un mundo muy diferente al de ahora. Un mundo en el que se vivía poco pero deprisa, ya que el ritmo que marcaba la vida era intenso, trepidante y no podían pararse a pensar ni disfrutar de nada. Su mundo violento y herido, como ella lo llamaba, colapsó una madrugada en la que millones de personas ya no volverían a conocer la vida como hasta entonces habían hecho.

Como si la mismísima tierra se retorciera sobre su eje y perdiera el control de todos sus sentidos y dominios, ese día tuvieron lugar con diferencia de pocas horas, los mayores desastres naturales que los humanos podamos esperar, en todo el planeta.

Terremotos y erupciones volcánicas, lluvias torrenciales e inundaciones, grandes temporales en el mar con tornados y tsunamis, incendios devastadores en bosques causados por tormentas eléctricas, todo ello simultáneamente en distintos puntos del globo y sin dar tiempo a reaccionar a millones de personas que veían como todo lo que tenían se perdía en cuestión de horas.

Los elementos se volvieron locos y muchos humanos que sobrevivieron a esos días también perdieron la cordura. Muchos otros fallecieron debido a enfermedades contraídas posteriormente, a causa de las difíciles condiciones en que les tocó vivir. El alimento era escaso ya que muchos animales y vegetación se perdieron también en aquella gran catástrofe.
 
Quedaron pequeños grupos de humanos repartidos por todos los rincones del planeta devastado y a éstos les tocó la tarea de sobrevivir y aplicar todo su saber e ingenio para crear un nuevo mundo desde las cenizas y para las generaciones venideras.

Se abandonaron las antiguas religiones y creencias para unificarse todas en el culto a la vida, como había sido en los inicios. Damos gracias a la madre tierra por protegernos de la violencia de los elementos y mantenerlos a raya. Le agradecemos también que nos regale semillas, frutos y campos fértiles para ser cultivados y poder alimentarnos. Que nos provea también de la compañía de muchos y venerados animales que harán nuestra vida más fácil aportándonos tantas cosas con su sola presencia y que mantendrán el ecosistema también en el lugar que les corresponde.

Y para proteger todo lo que la madre tierra quiere ofrecernos y para no cometer los mismos errores del pasado, están nuestras guardianas que vigilan que nuestras nuevas leyes de respeto por la naturaleza se cumplan.

Su función es primordial para que compartamos un mundo en armonía y evitemos los excesos que en otras generaciones se cometieron y nos llevaron a donde estamos ahora.

A mi abuela le asignaron el papel de guardiana de la flora y fauna, una tarea apasionante para conocer las incontables propiedades que nos ofrecen las plantas y difundir su conocimiento sobre los animales para protegerlos y cuidarlos. Mi abuela fue maestra antes del colapso y sus conocimientos pasaron a las siguientes generaciones. Mi madre en cambio, fue durante su juventud guardiana de los bosques, ella vigilaba que no se explotaran en exceso los recursos que ellos nos regalan. Ahora llegó mi turno y seré nombrada en breve guardiana de ríos y mares. Ya estoy impaciente por empezar a conocer todo lo que mis mentoras pueden enseñarme.



(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un nuevo mundo”)

3 comentarios:

  1. Precioso y fantástico relato!
    Lo disfruté mucho!

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  2. Que no sabrán las abuelas de la vida. Ellas sí que sabe de su sabiduría, esa que cada vez se va perdiendo.
    Un buen relato. Un besote.

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  3. Guardia de los ríos y mares... Un mundo lleno de magia, me encantó. Un abrazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin