(Autora: ©Nuria de Espinosa)
La brisa acarició mi rostro mientras andaba por el sendero
del misterio entre nubes blancas y grises. Con decisión crucé la puerta que
dejó atrás el pasado. El paisaje que se reveló ante mis ojos era de una densa
neblina. Me sentía extraña, como si caminase por un limbo de oscuridad.
De pronto, una voz susurró en mi oído: <Bienvenida a la
morada del infinito, donde el tiempo no existe y los sueños se quiebran> Un
escalofrío recorrió mi cuerpo. Recordé que el año anterior, durante la oscura
noche de Halloween, había pedido un deseo y ahora, parecía estar en el umbral
del infierno.
<Tú, que deseaste ver a la bruja de la oscuridad
regodeándote en tu vanidad, cómo te atreviste a pedir semejante deseo.
Me estremecí, la voz parecía provenir de ninguna parte. Mis
pupilas se esforzaron por capturar algo en medio de la densa neblina, pero solo
encontraron oscuridad. La inquietud se apoderó de mí mientras avanzaba, hacia
lo desconocido. De repente, la neblina se disipó y un paisaje aterrador se
reveló ante mis ojos. Un cementerio abandonado se extendía frente a mí, con
tumbas desvencijadas y cruces torcidas. Mi corazón latía con fuerza. Una cripta
en ruinas se destacaba en medio del camposanto, su puerta de piedra gastada por
el tiempo se abrió. Una vez más, aquella voz susurró en mi oído, pero esta vez
más clara y cercana: "Entra, encontrarás aquello que anhelas".
Temblorosa por el miedo, abrí la puerta de la cripta. Su
chirrido resonó en todo el lugar, como un lúgubre grito del más allá. La
oscuridad era opresiva, casi irrespirable. Distinguí una débil luz y me
acerqué, pero lo que encontré en ese lugar heló mi sangre. Sobre una losa yacía
una figura envuelta en una sábana blanca, como si fuera un cadáver recién
enterrado. El miedo y la inquietud de conocer respuestas me hicieron extender
mi mano temblorosa y retirar la sábana de un tirón. La figura no era un
cadáver, sino mi propio cuerpo pudriéndose. Mi piel se desprendía y las cuencas de los ojos estaban vacías. El terror recorrió cada fibra de mi ser mientras
caí de rodillas incapaz de procesar lo que estaba presenciando. La voz sonó
ahora en mi cabeza, pero esta vez con una risa irónica, burlona:
"Tu deseo se ha cumplido, aquí donde las brujas son
dueñas de la oscuridad, serás eterna prisionera de tu propia vanidad".
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Samhain”)
Un oscuro relato que está genial, da un poco de miedo, esa es la verdad. Un besote Nuria.
ResponderEliminarGracias Campirela, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
EliminarEl toque siniestro y de miedo le da un halo especial y muy logrado.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Luna roja, un abrazo
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