(Autora: ©Tracy)
Desde pequeña había jugado mucho con
su abuelo un señor que ella adivinaba muy mayor, porque había venido de la
guerra, no sabía de cual, pero el caso es que lo hirieron en una pierna y se
veía obligado a caminar con la ayuda de un bastón, que era el juguete principal
para distraer a su nieta: hacía juegos malabares con él, montaba a la niña a
modo de caballo, incluso le encargó un pequeño bastón para que lo acompañara a
dar largos paseos por el bosque.
Durante esos paseos le contaba mil
historias, incluso llegó a convencerla que el bastón sólo lo llevaba para tener
suerte y no para caminar con más facilidad.
- Cuando viene un momento de apuro o
de miedo -le decía el abuelo- se toca la
madera y el peligro pasa, por eso lo llevo siempre conmigo.
- ¿Es mágica la madera, abuelo?
- No, simplemente tiene poder porque
a Jesús lo crucificaron en una cruz de madera y al tocarla, estamos pidiendo
que nos salve de cualquier apuro.
Poco a poco y sin darse apenas cuenta,
la pequeña se acostumbró a usar su bastón de madera siempre y el abuelo lo fue
adaptando a la estatura que la nieta necesitaba.
Gracias al abuelo, la niña se hizo
mujer sin que la Polio que sufrió cuando era bebé, no tuviera para ella otra
consecuencia que la magnífica relación
que tenía con la preciosa colección de bastones de madera que guardaba en su
habitación.
(Relato perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Tótem”)
Un tierno y precioso corto que nos dejas , quien no ha jugado y se ha sentido como esa pequeña. Un beso.
ResponderEliminarMe encanta esta historia tan tierna !!
ResponderEliminarUn maravilloso relato que nos deja ver como el amor reconvierte hasta lo que sería una desgracia...
ResponderEliminarPrecioso y conmovedor!
besos!
Qué historia más cálida nos relatas, me ha encantado leerte.
ResponderEliminarBesos!!