(Autora: ©Magade Qamar)
(Ilustración- Jana Brike)
En el céfiro, el crisantemo se
despliega.
Palabras rotas golpean y lágrimas
azules caen.
Sus ojos inundados tejen hilos de
voces, sueños y entrega,
y de ahí nace una verdad de matices y
muelles que acallan la pena.
El crisantemo florece, la vida se
aventura.
En cada palabra, un destello de
sutileza.
Y las lágrimas azules abrazan la flor
de oro,
testigos silenciosos de su hermosa
labilidad.
El viento se revuelve manso entre los
pétalos frágiles de su esencia
y cada caricia es un susurro en el
que el alma encuentra claridad.
Calma y volátil, fluye la danza donde
el crisantemo brilla replicante.
Efímero y eterno, dicotómico,
destila su aroma para dejar en cada
verso un crisol de pensamiento,
afilado como el aguijón de las
abejas.
Así, el tálamo, se preña del zarco
eco de las sonrisas ausentes.
(Poema perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Floreciendo”)
La intensidad de tu poema llega hondamente al alma...
ResponderEliminarTus versos bordan y perfuman un poema irrepetible.
Precioso!
Beso grande.
Admiro tu vocabulario , siempre aprendo palabras contigo y, lo sabes emplear de una forma elegante, haces que tus narraciones, prosa, poesía sea con sello de identidad. Un besote grande Mag.
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