ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 30 de abril de 2023

El jugador


(Autora: ©Marifelita)

JUEGO

(Ilustrador- Fernando Vicente)


Cada lunes, al empezar la semana se presentaba puntualmente en las oficinas de empleo y renovaba su prestación, revisando antes el tablón de anuncios de la entrada sin encontrar trabajo alguno que encajara con su perfil, como lo llamaban ahora. Tenía el más complicado de todos, le faltaba formación y le sobraba experiencia. Necesitaba estudiar algo nuevo y sencillo para ayudarle a encauzar su vida laboral, al menos durante los pocos años que le quedaban para su esperada jubilación. Pero él no tenía energías ni motivación para empezar de cero.
 
Saliendo desanimado de las oficinas, se dirigía al bar de la esquina, tomaba un café con un carajillo para entrar en calor, mientras su mujer iba a hacer faenas en casas ajenas para pagar las facturas. Por suerte sus hijos se habían independizado hacía un tiempo.
 
Lo que al principio solo era un hábito de los tristes lunes, fue ampliándose al resto de la semana. Algo tenía que hacer durante la semana, con tanto tiempo libre del que disponía ahora, iba al bar a charlar con quien encontrara en la barra, o con el camarero, que en unos meses se convirtió en el amigo perfecto, que solo escuchaba y nunca le juzgaba.
 
Como pasaba muchas horas allí durante la semana, y el camarero tenía que atender también al resto de clientes habituales, se decidió a escaparse de vez en cuando a la máquina tragaperras. Como una distracción puntual y con una pequeña intuición que le decía que un día tendría un pequeño golpe de suerte. Y así se refugiaba en aquel rincón del local en compañía de su nueva amiga, con unas monedas en una mano y su cerveza en la otra. Como dice Paulo Coelho “La vida está hecha de pequeños placeres”.
 
Esa pequeña esperanza se fue convirtiendo con sus múltiples y numerosos intentos en una ilusión, por lo que ideó su propia estrategia que consistía en ir cada día de la semana a un bar distinto del barrio y probar suerte en diferentes máquinas, así ampliando sus posibilidades. Le dedicó tanto tiempo a cada máquina que las conocía perfectamente, tanto que después de estar unas horas frente a casa una sabía exactamente cuándo iba a salir el premio. Lástima que no calculaba que lo que recuperaba nunca era más de lo que había invertido.
 
Su esposa se preguntaba cómo cada vez le cundía menos el dinero en su apretada economía doméstica. Ya casi nunca estaba en casa, cada vez hacía más horas con distintas clientas y siempre le faltaba para llegar a final de mes:
 
"Será por lo que dicen en la tele, que la economía está fatal por culpa de la crisis y que hay que apretarse el cinturón. Además, están subiendo el precio de todo, es un escándalo. Como decía su padre, nadie nos regala nada, así que solo le queda a uno trabajar para vivir, es lo que nos ha tocado."
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: "Dulces adicciones¿?")

2 comentarios:

  1. En este relato hay algo más que una adicción peligrosa, es la soledad del desempleado, de ella parte algo que sino se corrige a tiempo causará graves consecuencias en el hogar
    Un besote.

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  2. Es una adicción que seguramente provocará placer a quien la practica, ero a mí no me atrae nada , quizás sea porque desemboca en situaciones que en vez de dar placer , dan martirio
    Un abrazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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