ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

viernes, 31 de marzo de 2023

Libre para sentir

 

(Autora: ©Lulita)
 
Image by- Josephine Cardin


MIEDO
 
Por fin se siente libre para sentir, sin miedo o vergüenza a mostrar.
Ella, que nunca ha sabido expresar lo que siente, que le enseñaron desde pequeña que la sensibilidad  es debilidad.
 
Aún recuerda, cuando tan sólo con seis años, tuvo que estar ingresada en un hospital, meses, sola, sin la compañía de sus padres, ya que trabajaban y cuidaban del resto de sus hermanos. Pero lo más duro, no era la soledad del ingreso, sino el reencuentro con la figura materna, cuando ésta le reprochaba su debilidad por pedirle que se quedara a su lado a lágrimas vivas.
 
"¿No entendía que no podía ser?, ¿tenía que explicarle otra vez los problemas que tenía?"
 
Y ella acababa entendiendo, como entendía que a su manera la quería, era su madre, el problema tal vez era ella. Nunca fue lo suficiente lista, dura y valiente.
 
Siempre había sido temerosa en la vida, intentaba que no lo notaran y lo conseguía. Había trabajado años en su aspecto silencioso, de paso en la vida sin ser percibida. Así era más fácil que no vieran sus miedos, esconderlos.
 
Ese miedo, esa inseguridad, había marcado de alguna manera cada una de las facetas de su vida.
 
En el trabajo la había limitado a ser siempre dependiente de los demás, no ser capaz de emprender algo por sí misma.
 
En el amor, la había doblegado a su marido, que a pesar de tener bondades, en la búsqueda de su opuesto, había encontrado una figura fuerte pero insensible a sus miedos y sentimientos. Acentuando su sensación de ineptitud.
 
Con sus hijos, que la llenaron de amor y suplieron otras carencias, también sintió que nunca fue lo suficiente buena para ellos, como si en otra madre hubieran encontrado una mejor opción.
 
Y ahora que su pelo ya blanquea, frente a la oscura muerte, ya no tiene miedo y llora, como una niña de nuevo. Liberada, como si su pecho tuviera alas que se baten al vuelo. Capaz de verse en los ojos de su nuevo siniestro amigo, tal y como es, de quererse a sí misma, sin importarle pensamiento ajeno, pues la huesuda mano que se extiende ante ella es conocedora de su interior, queriéndola a pesar de él.
 
Y por fin entiende que la muerte es la liberación de los pesares de la vida, que no hay que temerle. Siendo la última puerta del camino que da contestación al mayor interrogante de la vida, con la libertad que da el no temer la respuesta. Y es entonces, cuando siente de nuevo el batir de alas en su pecho que acaban dando paso al oscuro sueño.
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: "Humana-Mente")


2 comentarios:

  1. Ohh me ha encantado! Una historia de vida donde al final descubrimos el verdadero sentido.
    Un abrazo.

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  2. En esta historia encontrada más que miedo una tristeza que me ha inundado , es una pena que desde pequeña se llegue al final de la vida sin haber conocido ese amor y esa valentía que todo ser humano tiene derecho a experimentar.
    Un saludo, creo que es la primera ve que te leo , me ha gustado toda la sensibilidad del relato.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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