ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 1 de enero de 2023

¿Ves Lo Que Yo Veo?

 

(Autora: ©Fini López Santos)


 
Soñaban con una larga vida juntos en la casita junto a la plantación
de maíz. Aquella tarde caminando por el sendero, unos pasos delante
algo cambiaría su destino.
¿Ves lo que yo veo? ¡Se dijeron al unísono!
Envuelta en harapos, llena de carbonilla, sin más adorno que una Llave
como colgante. Una niña de mirada profunda y cabellos color panocha
había sido abandonada.
Se crió salvaje, libre, llena de vitalidad y la adoptaron como una hija
a pesar de los prejuicios de quienes les rodeaban.
Pero todo no fue Paz en sus vidas.
Una noche en que la niña ya mujer, paseaba con su amigo mono por
el sendero colindante a la casa, una mano tapó su boca y entre el
Laberinto del maizal, fue violada sin piedad hasta la tortura.
Su pequeño mico salió despavorido gritando sin pararse hasta llegar a
la casita y el matrimonio al verlo sólo, se les congeló el corazón.
Salieron despavoridos en busca de la niña guiados por el mono, cada segundo
el Miedo era mayor, algo había ocurrido y debía ser grave.
Entre sollozos pedían clemencia a un dios que nunca les abandonó,
al verla, se desplomaron de rodillas y abrazaron su cuerpo
mancillado y malherido, solo pedían no perderla y que se hiciese
justicia, cosa que nunca sucedió.
Nadie sabía nada, pero todos bajaban la mira.
Estuvo meses debatiéndose entre la vida y la muerte, pero su
corazón roto, era fuerte y sobrevivió.
Hoy, sentada en su mecedora tras el ventanal, con la mirada perdida
y ni un rictus en su cara, su madre le peina el cabello con dulzura y
las mariposas que revolotean alrededor, se posan en su cabeza
adornando, ensalzando su belleza y su amigo inseparable subido a su
hombro, pasa las horas sin las caricias habituales de otros tiempos.
Unas manos inertes sin movilidad descansan en el regazo de su falda.
Se secó el campo de maíz, ellos solo cultivaban en su huerto para no separarse
de ella y cuando los trabajadores iban de retiro tras la
jornada, siempre la misma escena, el mono tiembla y se coge al
cuello de la niña ¡Sólo le falta hablar!
Entre ellos está el monstruo…
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Mira Bien; ¿Qué Ves?”)

1 comentario:

  1. Que historia nos dejas se congela él corazón, la vida qué injusta se presenta en el camino.
    Me gustó leerte ver la sensibilidad que emanan tus letr
    Un abrazo.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin